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Noviembre 15, 2016

09:01 am

Pero que dolor de cabeza, joder.

Una vez Tyee nos preguntó el porqué, luego de que llegamos de una fiesta, jamás nos vamos a dormir y permanecemos en el sofá, viendo tv y fermentando el alcohol hasta que ya casi nos quedamos dormidos ahí. Jamás se lo hemos dicho, solo para joderla, pero la verdad es una sola. Intentamos evitar a toda costa el hachazo que te da al despertar.

Ya sabes, esa sensación de mareo, de que vas a vomitar todo el alcohol de la noche anterior aun cuando han pasado horas desde el ultimo trago que bebiste, el cansancio y ese maldito dolor de cabezas del infierno. No es un método comprobado ni mucho menos, hasta me atrevería a decir que nos automedicamos en relación a este tema, pero intentar alejar los efecto del alcohol y las drogas estando despierto, comer, tomar una aspirina e irnos a dormir cuando ya estamos mejor, nos funciona de maravilla.

El problema ahora, es que anoche no lo hice; no lo hice porque de seguro se me paso la mano con las combinaciones y termine sin recordar ni siquiera mi nombre. Y bueno, eso no es el problema, sino que el hecho de que estoy completamente seguro de que hay alguien a mi lado, en mi cama. Odio traer chicas a Alph sau, a nuestro departamento y mucho más a mi habitación. Lo peor es que seguramente ni siquiera la conozco y no la querré volver a ver después de esto.

Me giro para ver el monstruo de los ronquidos que sigue durmiendo junto a mí. Cabello rubio común y corriente, tal y como siempre suelo elegir. Al menos no me estoy arrepintiendo en estos momentos. Por otro lado, también es cierto que no recuerdo nada, por lo que prácticamente tampoco lo disfruté. No sé si tiene mucha gracia en este punto. La chica comienza a moverse y lentamente se despierta. Y cualquiera podría decir que una rubia de buen cuerpo es bonita hasta por la mañana. Quiero aclarar que es la peor de las mentiras. Probablemente su cara tiene bonitos rasgos, el problema es que debajo de la máscara corrida de maquillaje, no puedo apreciarse mucho. Tiene la almohada marcada en la cara, el labial esta esparcido por su boca y también en parte de mis blancas sabanas. Me contengo las ganas que tengo de comenzar a putear todo. Eso no va a desaparecer de allí. La chica me mira y me sonríe.

— Buenos días, cariño.

Demonios, voy a vomitar.

Me pongo de pie rápidamente, pero obviamente estoy desnudo, por lo que tengo que buscar unos boxers y meterme en ellos a toda prisa antes de ir al baño. No tengo idea de cuánto tiempo paso sentado abrazando la taza del baño y sacando todo lo que consumí. No estoy muy seguro de si esto se debe a mi descontrol de anoche, o a las palabras que me dedico la rubia. Puede que ambas. Dije que no me arrepentía, pero me retracto, creo que si comienzo a arrepentirme, y no solo de eso, sino que de todo. ¿Con quién demonios me lie?

—¿Todo bien, hermano?

Jhon golpea la puerta desde el otro lado. Estoy a punto de contestarle que sí, pero entonces comienzo a vomitar nuevamente y mi mentira queda expuesta. No, no estoy bien.

Para cuando las náuseas me abandonan, siento que ya no me queda nada en el interior, ni siquiera mis intestinos. De por si beber alcohol te hace perder líquido, y si a eso se le suma vomitar...

Me pongo de pie, me meto a la ducha e intento sacarme de encima todo el descontrol, el olor y el maldito vomito. Salgo del baño vistiendo mis únicos boxers y voy en busca de algo que me haga revivir, sin embargo no alcanzo a pisar la cocina, cuando me veo obligado a detenerme.

Perfecto Engaño | Titanes III |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora