El Camino de los Exiliados terminaba, o dependiendo de a quien se le preguntara se podía decir que comenzaba, en la Fortaleza de Huesos, razón por la cual su entrada principal miraba hacia el sur, hacia el reino que debía resguardar de los salvajes y de las abominaciones provenientes de más allá del Vacío Blanco. Y por eso es que Quincey y Leonardo, sentados comiendo en la cima de la barbacana, podían ver la ciudad de Bóreas a la distancia, con su foso y su altísima muralla de piedra. En todo el reino solo la Muralla de Gisela era más alta.
Quincey no podía decir que estuviera disfrutando de la vista. Bóreas presentaba un aspecto lamentable, y eso no era de extrañar pues apenas se había visto liberada del peor asedio de toda su historia a inicios de la primavera. Sus muros exhibian las marcas, como heridas todavía abiertas, causadas por las fuerzas del Caballero Negro tras todo un invierno de ataques incesantes. Y algo que solo servía para amargarle aún más la visión de la ciudad era que Sir Gunther Voluntad de Hierro, a quien él le tuvo muchísimo aprecio, murió durante la batalla que la liberó. Aquellos que atestiguaron sus últimos momentos dijeron haberlo visto enfrentarse a tres jueces superiores a la vez, y llevarse a dos de ellos consigo antes de caer. Pero por lo menos era un paisaje más agradable que el que yacía en la dirección contraria; el Bosque Corrupto con sus incontables árboles cantantes de troncos petrificados.
-Siento como si toda mi vida hubiera transcurrido mirando en esta dirección, como si jamás hubiera sido lo suficientemente bueno para mirar al enemigo directo al rostro- mencionó Leonardo, provocando que Quincey lo mirara confundido.
-Teníamos nuestras propias tradiciones en la Segunda Legión, una de ellas era que no se te podía considerar un verdadero hombre hasta que hubieras pasado una noche en Melusine o Palatyne- le explicó el legionario tras dar otro mordisco a su bistec. -Las barracas de los novatos como yo se encontraban en Melior, la hermana que está más al sur de las tres. La torre en su mayoría era empleada nada más que para almacenar provisiones, y solo contaba con unas pocas balistas en sus balcones superiores. Jamás he dormido de cara al norte, jamás me he contado entre los primeros que le harían frente a las amenazas que surjan del bosque. Incluso ahora serían ustedes los caballeros los primeros que entrarían en acción si ocurriera un ataque.
-Pero tú has participado en expediciones al bosque, has combatido y matado monstruos de sangre negra- alegó Quincey.
-Hay algo curioso sobre entrar en el Bosque Corrupto, siempre puedes dar media vuelta y salir, solo tienes que seguir la dirección hacia la cual el día es más brillante, y la noche menos oscura.
A Quincey no se le ocurrió que poder responder a eso.
El viento soplaba con fuerza esa tarde, y él solo podía imaginar que debía de estar helado, signo de que el invierno estaba cada día más cerca. La llegada de las verdaderas nevadas representaría una nueva oportunidad para su enemigo, y un reinicio al derramamiento de sangre. Bóreas podía ser la ciudad mejor fortificada del reino pero ante la amenaza inminente de un nuevo asedio se veía tan frágil como una casa de naipes. Y tras ella se encontraba Ceres, la ciudad del clan Primera Semilla, la cual ni siquiera contaba con muros que la resguardaran. A menos que pudieran detener al Caballero Negro allí mismo en la Fortaleza de Huesos, como el Comandante Godfrey esperaba, el futuro de ambas ciudades se pintaba desalentador. La mayoría de los miembros de la Orden del Filo Redentor se aferraban a la misma esperanza que su comandante de que las tropas del resto del reino se presentarán antes de que el otoño llegará a su final, y por un tiempo Quincey hizo igual que ellos. Pero eso fue antes de conocer a Salomé y de que ella le revelara que las tribus interceptaban todos los mensajes que iban y venían del norte. Sabían solo lo que el jefe de guerra quería que supiesen.
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La historia que ellos se contaron
FantasyHan pasado más de cuatrocientos años desde de que los lúmenes, originalmente llamados elfos, llegaran en exilio a las tierras de los umbras; la raza de la oscuridad, durante todo ese tiempo los lúmenes se han esforzado en olvidar los horrores del pa...