Al día siguiente Quincey se enteraría del alto costo de la victoria, al menos dos tercios de los soldados del clan Torre de Cristal estaban muertos. La mayoría de ellos encontró su final en la empalizada, a donde la barrera mágica del Gran Maestro Heinrich no alcanzó a llegar para protegerlos de la tormenta de nieve, murieron congelados, sin siquiera poder llegar a pelear. Y más de la mitad de los soldados restantes jamás podría volver a combatir, el filo maldito de las armas de los cazadores se había asegurado de ello. La gente de Églogas también la pagó caro, docenas de ellos fueron raptados, y con casi total seguridad en esos momentos se encontraban rumbo al mercado de esclavos sexuales de Cipris, para el cual los lúmenes siempre estaban en alta demanda. Sin embargo, las dos almas que más pesaban sobre el corazón de Quincey eran la de Cedric, a quien fue incapaz de salvar, y la de Carrie, quien esos momentos yacía agonizando en una cama en el palacio de los Jardín de los Lamentos. Tenía las horas de vida restante contadas. Nadie tenía muy en claro como había ocurrido, pero al parecer algún miembro del clan Cacería Salvaje logró escabullirse dentro del palacio, y herirla de gravedad utilizando una de las espadas de acero abismal a las que se suponía que nadie conseguiría tener acceso. Dentro de la bóveda de los Jardín de los Lamentos ya no quedaba ni una sola de todas las armas hechas de ese material, habían sido robadas.
Por lo menos no todas las noticias eran malas, el grupo de Samantha había regresado poco después de la salida del sol, estaban inmundos y exhaustos, pero ilesos, incluyendo a Emil y a Fenris. Quincey de hecho se permitió contagiarse un poco de la alegría que Andrew sintió al hallar a su maestro aguardándolo en Églogas. Oswald había resultado ser lo suficientemente hábil para escapar de los muertos vivientes, y encontrar su camino de vuelta al poblado. Tal y como él mismo dijo la noche anterior, regresó justo a tiempo para salvarles el pellejo previniendo que Tessie se hiciera con un segundo ejército.
Pasado el mediodía, y pese a la seriedad de sus heridas, Quincey hizo el esfuerzo de levantarse de cama para asistir al funeral de aquellos que habían caído durante la batalla. No le parecía correcto quedarse mirando el techo el resto del día, tenía que darle un último adiós a Cedric, y a los demás hombres a los que les debía la vida, sin importar cuanto el dolor de sus costillas fracturadas intentara impedírselo. Por fortuna para él, su maestro comprendió sus razones, y lo ayudó a bajar las escaleras.
Pero tras salir de la posada Quincey se dio cuenta de que tenía que ir a hablar con Bianca, y deprisa. Dos fueron las razones de que llegara a esa realización. La primera fueron los gritos de dolor de Carrie, los cuales alcanzaban a escucharse en la plaza central. La segunda fue el lobo del Bosque Corrupto que dormitaba acostado sobre una pila de huesos de caballo, justo al pie de la estatua de Ludwig, la cual nuevamente se encontraba libre de cristales.
-¿La señorita Bianca sigue en el muelle trabajando en su pintura?- le preguntó a Adelfried.
-Sí, aunque ahora tiene un séquito de admiradores.
Quincey lo miró confundido.
-¿No te has enterado? Esa joven artista es la razón por la que la Vanguardia del Invierno se retiró de manera tan precipitada. Hirió de gravedad a Bolde, ¡a uno de los Reyes de la Caza! Y cuando digo que lo hirió de gravedad, me refiero a que le arrancó los ojos. Mi abuelo los tiene en un frasco, creo que planea conservarlos como trofeo.
Quincey se quedó sin palabras, sabía que Bianca era más de lo que aparentaba ser, pero, ¿realmente era tan poderosa para derrotar a uno los tan temidos Reyes de la Caza? Eso casi lo conseguía hacer reconsiderar la idea de ir a hablarle.
-¿Por qué preguntas por ella?- inquirió Adelfried, una vez fue incapaz seguir aguantando el silencio de su aprendiz.
-Necesito hablar con ella, ahora mismo. Es por el bien de Carrie.
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La historia que ellos se contaron
FantasyHan pasado más de cuatrocientos años desde de que los lúmenes, originalmente llamados elfos, llegaran en exilio a las tierras de los umbras; la raza de la oscuridad, durante todo ese tiempo los lúmenes se han esforzado en olvidar los horrores del pa...