Capítulo 32

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Cuando me levanté al día siguiente, que abro los ojos, estaba mamá sentada en la cama, mirándome... Caí sentada de un brinco, del susto que me dió verla en el cuarto.
- ¿Qué haces aquí?
Le digo

-- Necesito que hables, para poderte ayudar!
Me dice ella

- Pero ayudar de que, yo estoy bien, a mí no me pasa nada...

-- No estás bien, y aunque no lo reconozcas frente a mí, no voy a dejar de orar por tí, y de pedirle a Dios que me devuleva a mi niña de siempre.
Te has convertido en una total extraña.

- Mamá de veras que estoy bien, un mal día lo tiene cualquiera...

Pero a quien engaño... la verdad es que ella tenía razón, hasta yo me desconozco. He hecho cosas que jamás pensé que haría, y aunque me gustan alguna de ellas, estoy arrepentida de haberlas hecho. No se que me pasa, pero lo que si sé  es que no estoy haciendo las cosas bien, y estoy a tiempo para remediarlas.
Lo que menos quiero es que mi familia sufra por culpa. Mi mamá no merece que yo le haga derramar ni una sola lágrima con mi mal comportamiento.
Ella es tan buena... será estricta, pero eso no le quita ser un amor conmigo, y con los demás.

Se levanta mamá de la cama, y antes de irse, me dice:

- Te puedo dar un abrazo!

-- Claro que sí

Y se me pega al oído mientras me aprieta fuerte y me dice:

-Sabes que somos tu familia y lo que te pase a tí sea bueno o no, lo sentimos... Te amamos y queremos siempre lo mejor para tí-
Tuve que disimular las ganas que tenía de llorar.
Las palabras de mamá siempre me conmueven... o soy muy sensible, o ella tiene muy desarrollado el don de palabra.

Sale del cuarto,  y después de aquel abrazo yo me siento diferente... es más, cuando llegue a la escuela voy a hablar con Daniel para decirle que ya no voy a seguir detrás de él, ni de sus amigos, para evitar seguir teniendo este mal comportamiento que nada tiene que ver conmigo.

Bajo las escaleras -después de alistarme- Veo que estan  todos en la cocina sentados a la mesa, los miro, y se me cae la cara de la vergüenza; pero el orgullo es tanto, que nisiquiera abrí mi boca para decirles lo mucho que lo sentía.
- Ven a desayunar! Me dice Papá al verme.

-- Voy a desayunar en la escuela, porque tengo que terminar un trabajo.
[Miento] mientras doy un giro, para que no vean mis ojos cargados en lágrimas.

Llego a la escuela, y como aún no tengo mi celular, me toca buscar a Becky por todos los rincones, hasta dar con ella en la biblioteca.

- Por fin te encuentro...
¡Vamos al comedor!

-- No voy contigo a ninguna parte. Me dice Becky mientras coje su bulto y se levanta para irse.

- Amiga, que pasa? Si es por lo de ayer, disculpame, no volvera a pasar...

-- Vete con tu amiguito Daniel,  sólo espero que cuando abras los ojos no sea demasiado tarde.

Le cojo el brazo para evitar que se vaya pero es imposible... Esta muy molesta. Dejare que se le pase.

No es la primera vez que tengo algún problema con Becky, pero esta vez si que la ví muy enojada.

Me voy al salón y ni desayunar quise. El día empezó con mucha tensión y eso hace que se me quite el apetito. Espero que en la tarde me vuelva.

Suena el timbre, todos entran al salón
(incluyendo la maestra) quien empieza a decir unas instrucciones:
Unanse con el compañero que le queda a la derecha y usando el libro, contesten esas veinte preguntas, que están en la pizarra.
Yo no logro concentrarme mucho por estar mirando a mi amiga.
Espero que eso no le dure mucho... Ahora la necesito más que nunca
-pienso- mientras la miro y ella, como si yo no existiera.

Suena el timbre y voy sola al comedor, y allí me encuentro con mi hermano Lucas. Me siento con él, y le cuento mientras almorzamos, lo de Becky.
- No te preocupes, que ya se le pasará... De aquí a un año talvez.

-- Gracias hermano, tu siempre, tan positivo.

- De nada... es mi especialidad.
Me da un beso en la cabeza y se despide ya que va para la cancha con unos amigos.

Unos minutos después Mientras estaba sentada en la glorieta -con mis audífonos puestos- alguien me toca el hombro por detrás... me giro emocionada pensando en que es Becky que quiere hablar, pero era Daniel.
- ¿Estas bien? Dice mientras me saluda.

-- Si, hasta ahora... le contesto, pero con un tono disminuido que cualquiera podía notar.

- Y esa carita?
Me dice mientras me toma la cara con ambas manos, y se me queda viendo a los ojos muy de cerca.

Cada vez me gustaba más este chico, yo creo que no me voy a poder deshacer de él tan fácilmente -pienso-

Tenía tantas cosas por decirle, y lo habia practicado tantas veces en mi mente, que casi me había memorizado el orden de las palabras como en un libreto, pero todo se esfumó una vez vi su mirada. No le dije nada.
Nos quedamos sentados un rato, hablando, y escuchando música.
Si le decía justo ahí lo que pensaba decirle, talvez me dejaría sola, al igual que Becky, así que decidí no hacerlo
...al menos en ese momento.

ERES TODO LO QUE PEDÍ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora