"The sugar in my coffee" [Min Yoongi]

35. Pues habla conmigo, que soy igual o más dulce que un helado

Hoy es el cumpleaños de Tae. Bueno, en Corea ya lleva unas cuantas horas siéndolo pero yo me acabo de despertar. Miro el móvil y me encuentro con un largo mensaje del susodicho agradeciéndome por la cámara , y la carta de Cintia, con efusividad. Entro en twitter y le felicito adjuntando algunas fotos que nos hicimos. Después decido llamarle y así oír su voz.

-Te voy a matar. ¿Cómo puedes gastarte tanto dinero en una cámara para mí? -me grita, haciendo que me tenga que apartar del auricular.

-¡Felicidades! -grito, aún más alto -Calla y disfrútala. La compré en oferta y fue bastante barata.

-De todas formas te has gastado demasiado en mí. Muchas gracias.

Seguimos hablando dos horas más y le digo que me tengo que ir. Justo cuando cuelgo, me doy un golpe en la frente al haberme olvidado de preguntarle por Suga. Decido llamarle más tarde, ya que tengo cita con el abogado. Salgo de la habitación y me encuentro a Cintia dando vueltas por el pasillo, aunque se para cuando me ve.

-¿Has hablado con Tae?

-Sí. Le ha gustado mucho la carta y dice que te mandará una respuesta.

Me abraza cual koala durante unos segundos y se va corriendo al salón gritando el nombre de su hermana, probablemente para gritar con ella. Sigo mi camino hacia la cocina y me encuentro con mi tía, es decir la madre de Cintia y Nerea, mi abuela y mi madre. Saludo brevemente y me sirvo café con leche en una taza enorme.

-¿Cómo es eso de que tienes novio? -pregunta mi tía en cuanto me siento en la silla.

-Papá y Cintia no saben mantener la boca cerrada... -murmuro con fastidio, ya que acaban de arruinarme el desayuno -No es mi novio.

-Puedes decírnoslo, Odette. Somos tu familia -me anima mi tía, con una sonrisa.

-De acuerdo. Es un rapero, compositor, pianista y productor. Está en un grupo de música de Corea del Sur famoso en todo el mundo que no para de arrasar con sus canciones, gana millones y tiene un perro -exploto, con mirada desafiante.

-Bueno, tampoco hace falta que te pongas sarcástica con nosotras -interviene mi abuela, negando con la cabeza.

Solo me queda reírme ante esta situación tan heavy. Me siguen la risa, pensando que estoy de broma. Noto que hasta se me salta alguna lágrima. Pasan lo que parecen horas y decido parar de reír para seguir bebiendo de mi café. Cuando acabo y dejo la taza en el fregadero, mi madre me lanza una mirada de desaprobación.

-Espera a tu padre para ir al abogado.

Asiento y voy a mi habitación a cambiarme. Por supuesto que no voy a esperar a mi padre para ir al abogado. Me pongo cualquier sudadera, vaqueros y playeros, y después un enorme abrigo para protegerme del frío. Mientras voy por la calle siento la necesidad de llamar a Suga, pero me controlo. El abogado me atiende rápidamente, cosa que agradezco.

-¿Alguna novedad? -pregunto una vez estoy sentada.

-La verdad es que sí. Tenemos a la chica que sacó las fotos.

Abro mucho los ojos, sorprendida por la rapidez del asunto. Gira la pantalla de su ordenador hacia mí y le da al play de un vídeo. Se ve claramente la clase de arte, con todos los alumnos concentrados en sus lienzos. Como esperaba, no se me ve ni a mí ni al profesor. Entonces noto un movimiento extraño en uno de los pupitres. Una chica saca el móvil de su bolsillo, apunta hacia el frente y lo guarda sin que nadie se entere.

-Pues ya está, ¿no? Es ella -digo, con impaciencia.

-No es tan fácil. La chica ha dejado la escuela hace dos semanas y tampoco tenemos pruebas sólidas de que ella haya sacado la foto.