49. Gracias

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Quito las manos del piano y le miro, expectante. Esboza una leve sonrisa y mira fijamente mi libreta de notas. Es una canción algo infantil, sobre todo para él que escribe letras con mucho significado. Ahora que lo pienso puede que el regalo sea una tontería, podía haberle comprado una corbata o una camisa y habría quedado mejor. Suspiro y entonces él pasa un brazo por mis hombros y me atrae hacia él en un abrazo. Rodeo su cintura y entierro la cara en su pecho, sintiendo su olor. Permanecemos así unos minutos sin movernos, él tiene apoyada su barbilla en mi cabeza.

-Gracias. Me gusta mucho -dice, dándome un último apretón antes de separarse. Tiene una enorme sonrisa de las suyas en la cara, enseñando las encías y dientes -Es el mejor regalo que podías hacerme.

-Me alegro de que te guste, sabía que tenía que hacer algo relacionado con la música porque significa mucho para ti -sonreímos y yo acerco mi cara a la suya -Dame un besito.

Frunzo los labios y él se ríe por el tono infantil de mi voz. Acuna mi cara entre sus manos y junta nuestros labios con lentitud, haciéndome estremecer. Me separo unos segundos después y le doy un último beso rápido antes de levantarme. Suga también lo hace y me sorprendo cuando entrelaza nuestros dedos. Le sonrío y voy hacia la otra habitación donde está la propietaria. Abro la puerta después de dar unos golpes y la señora viene hacia nosotros.

-¿Ya habéis acabado? -pregunta, a lo que yo asiento con una sonrisa.

-Sí, gracias por dejarnos usar su tienda.

-No es nada, maja -dice. Baja la mirada y esboza una pequeña sonrisa cuando ve nuestras manos entrelazadas -Hacéis una bonita pareja.

Le traduzco a Suga las palabras de la señora a lo que él se sobresalta y hace una apurada reverencia. Le doy un codazo y entonces parece acordarse de las palabras que le enseñé en español y murmura un "gracias" con muchísimo acento. Sonrío con orgullo y la propietaria nos acompaña hacia la salida y nos desea buen viaje. Las calles están algo frías pero no acepto la chaqueta que mi compañero me ofrece, él está muy delgado y por tanto nota más el frío. Caminamos de la mano sin rumbo, nuestros pasos hacen eco en las calles vacías de la ciudad.

-¿Has cenado? -pregunto.

Niega con la cabeza y decido que podemos cenar algo en un sitio de comida rápida. Cogemos un par de hamburguesas y patatas para llevar y nos sentamos en un banco de un parque para comer. También bebemos unas cervezas que compramos en una máquina expendedora. Nunca habíamos tenido tanta tranquilidad estando en las calles. Normalmente pasamos tiempo juntos en nuestras respectivas casas porque a ninguno de los dos nos gusta salir por ahí, preferimos planes caseros. Se siente bien esta tranquilidad, sin agobios por encontrarte a algún fan o tener que cortarse por si nos hacen fotos. No hay nadie, somos nosotros dos solos.

-Yoongi -le llamo, haciendo que deje de comer y me mire -Creo que Jun va a despedirme.

-¿Qué? ¿Por qué? -abre los ojos más de lo normal -¿Hemos hecho algo malo?

Me resulta ligeramente enternecedor que use el "hemos" y no "has" -Estoy bastante segura de que sabe lo nuestro.

-No puede saberlo, nos hemos ocultado muy bien -argumenta, a lo que niego con la cabeza.

-La gente no es tonta, Suga. Puedo notar cómo me miras, y yo no puedo evitar mirarte como te miro. No solo los besos son muestras de afecto. Los que nos rodean tienen que estar muy ciegos para no darse cuenta de que tenemos algo.

-Tampoco tiene pruebas sólidas. No puede acusarte por eso.

-Ya lo sé, pero ese no es el problema -hago una pausa y me muerdo el labio con nerviosismo -La cosa es que no quiero seguir aquí.

"The sugar in my coffee" [Min Yoongi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora