41. Lo mío con Suga es un secreto a voces

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Un niño pequeño escribe con un lápiz de color rosa. Varias lágrimas caen sobre el papel cuadriculado de una libreta. La puerta se abre de golpe y él pasa rápidamente de página para ponerse a escribir unas ecuaciones al azar. Es una mujer, no puedo ver su cara tampoco. Solo hay un círculo negro actuando de censura. Se acerca al niño y asiente cuando ve lo que está haciendo. En cuanto se va de la habitación el niño suelta un bufido y vuelvo a verlo todo negro. Oigo un ruido ensordecedor, como de un coche chocando.

Abro los ojos y me los froto con los puños con cansancio. Miro a mi alrededor, confusa, pero no tardo mucho en darme cuenta de que estoy en la habitación de hotel de Suga. Parece que nos dormimos después de nuestro habitual encuentro por la noche. Estiro mis brazos y al levantar la mirada veo a Suga mirándome desde su silla delante del escritorio. Frunce el ceño, parece preocupado. Me dan ganas de ponerle una mano en el entrecejo para borrar esa expresión de su cara.

-¿Estás bien? Acabas de gritar -pregunta, con la misma expresión.

-Solo un mal sueño. El mismo niño de siempre.

Sus labios forman una fina línea. Me pongo el sujetador bajo su atenta mirada y quito las sábanas que me envuelven. No parece que se fíe de mí. Se da la vuelta y me lanza una botella de agua sin mirarme. Alcanzo mi bolso y de él saco el bote de pastillas que me recetaron en el hospital, estas son nuevas y sirven para mantener mi mente a raya después de tener estos sueños. Me trago una con el agua y pongo los ojos en blanco al ver que Suga es incapaz de mostrar ampliamente que se preocupa por mí.

-¿Ya estás trabajando?

Suelta un ruido afirmativo sin girarse y yo me acerco a él con curiosidad. Me carcajeo un poco al ver su frente descubierta debido a la gorra y le doy un beso en la mejilla que recibe con una pequeñísima sonrisa. Descorro las cortinas y observo el paisaje por la diminuta ventana: carreteras desiertas con árboles de hojas marrones. No es ni mucho menos el mejor sitio, pero está cerca de la explanada y la fábrica en las que estamos grabando el MV de Not Today.

-¿Qué hora es? -pregunta Suga, sacándome de mis pensamientos.

-Ni idea -contesto sin girarme -Pronto.

Le oigo levantarse de su silla y se coloca a mi lado, mirando por la ventana también. Me tiende su móvil y yo le echo un vistazo, viéndome a mí misma. Es una foto de ahora mismo hecha desde mi espalda. Le lanzo una mirada asesina, aunque no puedo evitar sonreír y notar el calor subiéndose a mis mejillas. Entonces oímos unos golpes en la puerta que nos hacen sobresaltarnos.

-¡Hyung! ¡Abre la puerta!

Nos miramos, alarmados -¿Ese es Taehyung?

-Sí, mierda, había olvidado que hoy habíamos quedado aquí para corregir unas cosas de la coreografía -explica Suga, atropelladamente -Seguramente también estén los demás.

Finalmente reacciono y empiezo a recoger toda mi ropa del suelo lo más rápido que me permiten mis piernas. Cojo la barra de pintalabios encima de la mesilla y Suga me empuja hacia el baño, cerrándome la puerta en la cara. Suspiro con alivio y empiezo a vestirme, oyendo sus conversaciones de fondo.

-¿Por qué no abrías? -pregunta Jin.

-Estaba durmiendo -gruñe Suga, con voz ronca.

Oigo algunas risas, unos "no tienes remedio", y por fin sus pasos alejándose hacia la habitación principal. Me lavo la cara con agua tibia y logro sentirme un poco más despierta, aunque hasta que no coma no seré persona. Acabo de ponerme los pantalones y voy a ponerme la camiseta, pero la puerta se abre y yo me tapo con ella el pecho por acto reflejo. Veo un pelo moreno y suspiro con alivio, aunque sigo alerta.

"The sugar in my coffee" [Min Yoongi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora