Decir lo que quieres decir

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¿Conoces esa sensación de desorientación? Como cuando vas a la cocina por algo, pero al final olvidad por lo que fuiste ¿Qué hacías allí? ¿Por qué estas allí?

Bueno podríamos decir que algo parecido le pasó a Craig Tucker, después de semejantes palabras dichas por el rubio su mente se quedó en blanco, ni siquiera recuerda haber conducido a su apartamento, de hecho, bien pudo haber entrado y dirigido a su cuarto sin caer en cuenta de ello, para su fortuna o mala suerte Clyde se hallaba en el departamento y se encargó de devolverlo al mundo real.

—¿Craig? ¿Te pasa algo? —preguntó con preocupación, fue entonces cuando el moreno se dio cuenta que ya se hallaba en casa, en la sala de estar donde por supuesto estaba Clyde, Token y Jimmy al parecer jugando algún videojuego.

—¿Por qué preguntas? —respondió Craig suavemente, los tres chicos se miraron entre ellos impresionados, usualmente Craig les diría que se metieran en sus propios asuntos y le dejasen en paz, no esperaban para nada ese tipo de contestación.

—Tu ro-rostro esta rojo ¿Estas enfe-fermo? —explicó Jimmy, Craig parpadeó incrédulo y fue corriendo al sanitario dejando a esos tres mucho más confundidos. Después de azotar la puerta tras él decidió verse al espejo...

¡Joder! Era un desastre andante su rostro estaba rojísimo y su cabello era un desastre aun cubierto por el chullo pegado a su rostro, se veía patético, además cuando recordaba sin realmente querer aquellas palabras su rostro entregaba una sonrisa bobalicona que hasta él odiaba ¡Mierda!

—¿Qué me esta haciendo ese puto ciego? —murmuró para sí mismo mientras abría el grifo del lavamanos con intención de mojarse el rostro hasta que volviera a un color natural, Jimmy no se equivocaba del todo, debía estar enfermo, debía tener fiebre, no sabía por qué mierda se sentía así. Agradeció a todos los dioses que fuese viernes, así podría no ver al rubio por el fin de semana, dudaba que ahora fuera capaz de verlo sin hacer algo estúpido.

Como cuando Stan vomitaba cada que Wendy le hablaba, pero eso, reflexionó Craig, era porque Stan estaba enamorado de Wendy, y Craig no podía sentir algo por Tweek ¡Era imposible! ¡Literalmente! Además, en el hipotético escenario en el cual llegase a sentirse atraído por alguien debería ser una chica ¿No?

Su cabeza estaba hecha un reverendo lío sobre todo porque por más que intentase olvidarse de aquella escena en el auto en su mente se repetía una y otra vez casi como un bucle en el que su cerebro se había estrellado. Decidió aprovechar la excusa de la enfermedad para meterse a su habitación y estar un rato a solas sin que los chicos metieran sus narices, porque incluso aunque Craig estuviera dispuesto a hablar no sabía que coño le estaba pasando. Creyó al fin haberlo superado cuando comenzó a vagar ociosamente por youtube.

Obviamente el inconsciente tiene siempre otros planes, quiero decir, ¿Cuántas veces no te ha pasado que por más que quieres hacer a un lado algo de tu mente eso te persigue? Como cuando tienes un examen y estas consciente de que deberías estudiar, pero decides no hacerlo. Pues bien, ese tipo de inconsciente se apoderó de los sueños de Craig Tucker, a pesar de que la escena parecía un recuerdo exacto de lo que había sucedido en la mañana, Craig pudo asegurarse que era más un sueño que un recuerdo.

Después de eso, la escena cambio, era la biblioteca, allí se hallaba el rubio sin las gafas y sin el bastón, parecía no necesitarlos pues se movía ágilmente por la biblioteca, fue entonces cuando Tucker se enojó, realmente estaba enojado con ese chico de mierda ¿Por qué tenía que llegar y cambiarlo todo? ¿Por qué tenía que tener ese empeño en hablarle, en decirle cosas vergonzosas?

Lo que me faltabaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora