Arranque

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Había algo en despertar que siempre ponía a Tweek de una manera sentimental.

Si no fuera por lo sabio que era su cuerpo al contar con un horario biológico en despertar (a las 9:30 AM., sino contaba con el pitido de su alarma) él no sabría qué hora era.

¿Día, noche? Esas cosas dejaban de tener significado cuando eras una persona ciega. A pesar de lo que mucha gente rumoreaba, ser ciego no significaba ver todo negro, porque el negro, por más que fuera la ausencia de los colores, Tweek no tenía ni la menor idea de cómo aquello podría lucir. Él simplemente no veía nada.

¿Cuántas veces se habrá frustrado cuando trataba de explicárselo a Red o cualquier otra persona que tuviese un poco de curiosidad? Era como si Tweek fuera de otro mundo, ajeno a lo que pasaba "allá afuera".

Un fenómeno tratando de encajar y pasar desapercibido en el mundo que era conocido.

Eso era lo que solía pensar el rubio constantemente. No importaba cuánto esfuerzo hicieran sus amigos, o Kenny en algún momento, al tratar de involucrarlo y hacerlo sentir cómodo. No podían, nadie podía hacerlo sentir lleno.

Ni siquiera Red, que Tweek podía haber asegurado ser la única persona en su vida que realmente había amado.

Eso claro, hasta que llegó él.

Craig Tucker.

Era realmente extraño si se ponía a reflexionar, realmente. Tweek siempre pensaba demasiado las cosas, una y otra vez en cadena; no importaba la coquetería, no importaba cómo dijeran que era físicamente, no importaban sus espasmos.

Tweek era capaz de mucho más.

La persona que lo ayudó a salir del agujero lo sabía y Craig también lo había visto.

Lo apoyó y animó, a pesar de ser el supuesto chico "sin emociones".

A veces Tweek pensaba que era porque Craig tampoco pertenecía a ese mundo. Él era diferente.

Craig Tucker también era un fenómeno que caminaba entre las multitudes del exterior, rodeado de simples vivientes normales y corrientes.

Seres acostumbrados a la vida normal, sin ninguna complejidad.
Craig era tan distinto, tan característico.

Para el rubio, Tucker era el sinónimo de la libertad que tanto deseó, sin esas presiones, sin esas responsabilidades con los demás, sólo vivir para ellos. Todo en Craig desprendía esa sensación, su tacto, su aroma, sus palabras.

O quizá, simplemente, Tweek ya estaba hundido en lo más profundo del pozo del amor por ese chico.

La verdad es que eso no le importaba, todo lo que Tweek deseaba era poder caminar libremente junto a Craig. El poder consolarlo cuando éste le mostraba su vulnerabilidad, ser su pilar, como el moreno era el de él.
Todo lo que Tweek deseaba era ser para Craig más de lo que Craig era para él.

¿Era eso un deseo estúpido?

Como si el moreno tuviese un sensor que se activara cada vez que la presión en el pecho del pecoso comenzaba a aumentar, los besos se hicieron presentes en la parte trasera del cuello de Tweek, causándole un estremecimiento.

—¿Estás despierto? —preguntó el moreno con coquetería, que, con su característico tono nasal, lo hacía sonar extremadamente tierno.

Porque sí, no importaba que la gente le tomara por loco cuando decía que el moreno le parecía tierno, porque Craig era tierno. Era como un niño, demasiado vulnerable frente al mundo, con tantos sentimientos que ni él comprendía.

Lo que me faltabaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora