Sólo fluye

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Tweek nunca había sentido ser un hombre complicado.

A pesar de toda la mierda que había ocurrido en su vida, y que, por lo que se podía esperar, tendría una capa protectora, jamás tuvo algo como eso, realmente.

Él siempre creyó que en realidad no era tan difícil de leer.

Si le picaba el interés, técnicamente no podía ocultarlo, de ninguna manera, ni, aunque quisiera verse como alguien misterioso. Él siempre demostró lo fiel que era ante a sus emociones, respondiendo a estas tan espectacularmente que la gente a su alrededor le parloteaba constantemente que era tan transparente como el agua.

Lo cual, no entendía del todo cuando era ciego, por no decir nada.

En ese entonces, el ser ciego, significaba no estar al consciente de la expresión facial, y cómo esta se manifestaba de manera fundamental en la comunicación. Él jamás lo había necesitado, claro está, no obstante, siempre recibía observaciones de lo increíblemente expresivo que eran sus ojos, aun cuando estos no funcionaban.

Sin embargo, más pronto que tarde se dio cuenta de que no era tan fácil como parecía.

Tweek era un chico complicado, era un ser dañado que no quería tropezar con la misma piedra nuevamente, era alguien que rogaba constantemente al cielo, a cualquier ente superior, que escuchara sus plegarias.

Él no quería más, la estima que se tenía hace tiempo estaba tan destrozada que no se sentía capaz de afrontar una caída de nuevo.

No obstante, aquí estaba de nuevo, cayendo desenfrenadamente, por un idiota de chullo azul.

Y Tweek, por más que lo intentara, no podía silenciar sus feroces sentimientos salir a flote al recordar el encuentro anterior.

"Tu estúpida cara bonita hace que todos los demás se vean mal"

La voz rasposa de Craig resonó en sus oídos, con toda claridad.

Últimamente, es lo que más ha estado ocupando espacio en su mente. Y por más que lo odiara, lamentablemente se podía evitar todo menos a los pensamientos.

El rostro del moreno apareció en su cabeza automáticamente, en distintos planos de encuentro. Y a pesar de estar limitado entre los espacios de su cabeza, causaba una gigantesca ola de sensaciones distintas, por no decir caóticas.

Oh, sí, ahora tenía memoria fotográfica, ¿no era eso jodidamente genial?

Como si su misma mente se habría dedicado a recopilar expresiones, exclusivamente encantadoras de Craig Tucker, fue proyectándolas ante sus ojos, maliciosamente.

Cuando llegó de improvisto a la cafetería, con una enorme sonrisa fastidiosamente encantadora, porque obviamente sabía que lo había tomado por sorpresa. Sus labios llenos de chocolate caliente, cuando dio el primer sorbo de la taza. Esos exóticos ojos azules mirándolo, con tanta intensidad detrás de ellos...

Él, con su grueso abrigo de lana cuando comenzaba a hacer frío. Olía tanto a té y canela, tan dulce y embriagante.

Su rostro lleno de alegría al verlo llegar a la feria de ciencias esa vez, luciendo tan brillante...

El corazón de Tweek saltó, y la sangre llenó cada centímetro de su rostro, poderosamente. El fondo de su estómago hormigueó, estrujándose ante las sensaciones que lo recorrían por completo.

Y maldijo a su sistema nervioso por hacerle esto, su corazón hechizado, su condenado cerebro despidiendo quién sabe cuántas sustancias a la vez, a las malditas imágenes y los malditos adorables mohines que siempre hacía Craig cuando se encontraban. Parecía que los hacía de manera tan corriente y familiarizada...Como si desde un principio habían estado ahí y jamás se hayan ido.

Lo que me faltabaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora