Déjalo fluir

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Esa mañana las cosas iban a ser diferentes, se dijo Craig así mismo cuando despertó, primeramente, porque había puesto su alarma más temprano que de costumbre ¿La razón? Iba a tardar más tiempo para recoger a cierto rubio problemático. Con un bostezo perezoso se estiró mientras tomaba sus cosas y se dirigía al cuarto de baño donde la ducha lo estaba esperando con paciencia.

Al salir del baño fue a su recamara donde se encontraba una loción, pocas veces se la ponía por lo general no le interesaba demasiado y creía que era suficiente con su jabón, no obstante, por alguna razón no le pareció una mala idea, esparció un poco en su cuello y sus muñecas, no demasiado, recuerda que cuando su madre lo arreglaba de niño para ir a una fiesta familiar o algo así decía "La sutileza es la mejor arma".

Craig siempre se preguntó para qué cosa la sutileza era la mejor arma, lo cierto es que él siempre se había considerado como alguien muy directo, aunque debido a los acontecimientos que había pasado comenzaba a dudar un poco... en fin.

Antes de salir decidió hacer lo que pocas veces hacía: comer algo. Solía darle mucha pereza por lo que antes pasaba a la cafetería del campus por algo de desayunar, sin embargo, al ver que todavía tenía tiempo de sobra decidió mordisquear una manzana.

—¿Y a ti qué mosca te pico? —preguntó Clyde mientras salía de su habitación ya bañado.

—¿Disculpa?

—¡Te ves ridículo! ¿Cuándo fue la última vez que te vi arreglado? Además ¿eso que huelo es colonia?

—¡Cierra el pico y deja de joder imbécil! Me levanté un poco más temprano el día de hoy por si no te das cuenta, así que dije ¿Por qué jodidos no?

—¿Alguna razón en específico para eso? —insistió el castaño con tono pícaro, Craig no era estúpido por supuesto que sabía a qué quería llegar ese idiota.

—Ninguna en especial.

—Oh, bueno ya que te levantaste temprano ¿Por qué no me das un aventón al campus?

—¡Por supuesto que no! —respondió el moreno con efusividad, al darse cuenta de su arrebato trató de recomponer su negativa— probablemente quieras comer algo y ensucies mi tapicería.

En situaciones normales Clyde hubiera refunfuñado y peleado, pero no lo hizo, sabía perfectamente que Craig se había empeñado más en su apariencia por alguna razón y a juzgar porque anoche llegó bastante animado de su disculpa con Tweek sabía exactamente porqué.

—Sólo digo que es bastante estúpido arreglarte para una persona que no te va a poder ver.

Craig obviamente lo insultó y lo negó, Clyde se rio, y fue así como el moreno dejó el apartamento para subirse al carro entre risas y burlas.

Craig se sintió estúpido por no haberle pedido el teléfono al rubio la noche pasada, pues ahora en lugar de simplemente decirle que bajara tenía que ir a buscarlo, se hizo una nota mental recordándose pedirle su número mientras tocaba la puerta del apartamento de Tweek.

—¡Voy! —escuchó gritar dentro mientras se unía a ruidos estrambóticos, no pudo evitar sonreír, Tweek era como un huracán viviente, siempre corriendo, tirando todo a su paso.

Cuando este abrió la puerta Craig no pudo evitar sentir algo de ternura, como cuando una madre ve a su niño en un uniforme bonito, el pelo del rubio estaba hecho un desastre, pero a decir verdad el moreno ya se había acostumbrado a ese estilo tan descuidado y salvaje que era la maraña de pelo rubio, luego estaba su camisa verde oliva, mal abotonada... aunque en realidad eso no era tan sorprendente Craig se preguntaba si siempre la traía así por las prisas o porque no podía ver donde meter los botones adecuadamente.

Lo que me faltabaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora