Evolución I

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3 meses después.

Las cosas no vienen fáciles, aunque te lo propongas no puedes cambiar todo tu mundo de la noche a la mañana y Tweek lo sabía mejor que nadie, había aprendido muy de cerca la cuestión de la percepción y las realidades, en múltiples ocasiones se había visto obligado a madurar "madurar".

Porque se dio cuenta que en realidad no lo había hecho, que en realidad seguía repitiendo patrones, que en realidad seguía poniendo la estabilidad y felicidad de otros antes que la suya, que por más que sonriera y dijera que era el puto amo, no era así, a veces se amaba así mismo, a veces se odiaba así mismo, a veces era feliz pero infeliz.

A veces deseó poder amarse a si mismo un poco. Quizá si lo hubiera hecho muchas cosas podrían haberse evitado, no habría tenido que fingir, no habría querido convertirse en una versión mejor de si mismo por otra persona; habría querido hacerlo por él. Sin embargo, aquí estaba, cambiando, creciendo, evolucionando con el paso del tiempo.

Por sus amigos, por él mismo, en estos tres meses Tweek había estado trabajando mucho en sí mismo, no todo fue color de rosa, hubo días malos, hay días malos, no obstante; justo ahora le gustaba la persona en la que se estaba convirtiendo, comenzaba a ver el mundo de verdad, a percibirlo, comenzaba a verse y no a odiarse, no era un trabajo fácil.

El crecimiento de una persona es constante, le llevaría a Tweek toda una vida mas justo ahora estaba en proceso de convertirse en la persona que quería ser.

—¿Entonces lo has estado llevando bien? —volvió a escuchar la voz de la doctora, recordando.

—Mis amigos están realmente felices con mi progreso.

—Tweek...

El rubio rio apenado mientras su psicóloga lo miraba con ternura, Tweek había llegado bastante jodido, a decir verdad, a veces todavía olvidaba ponerse primero, se lo merecía.

—Lo siento— sus mejillas se tornaron con un rojo ligero—, lo que quise decir es que he estado trabajando duro en mí, yendo a mis terapias de adaptación, incluso volví al boxeo, me alegra ver como la gente a mi alrededor se dan cuenta que realmente lo intento.

—¿Y cómo te sientes contigo mismo?

—Yo...— Tweek calló un momento, reflexionando, buscando las palabras adecuadas para describir cómo se sentía—, estoy aprendiendo cómo amarme a mí mismo ¡Y creo que voy por buen camino! Claro, en mi interior todavía hay una parte incómoda de mí, pero... sigo siendo yo ¿sabes? Es como si todos aquellos errores, todas aquellas cicatrices fueran parte de quien quiero ser y quien estoy siendo ahora.

La mujer sonrió con ternura viendo todo el progreso que estaba teniendo ese chico, lo cierto es que Tweek había llegado con más de mil problemas, sin embargo, ella siempre vio aquella llama, él quería ser más, él quería salir adelante y era por eso que hoy se hallaba aquí diciendo todas esas cosas.

—Me alegra mucho tu progreso Tweek, nos veremos en dos semanas, si necesitas venir antes o tienes algún problema puedes contactar conmigo.

—Gracias— sonrió para salir.

Su siguiente parada fue un lugar que se había convertido en algo primordial, el centro de rehabilitación, allí enseñaban a personas como él, a personas con ciertas discapacidades o cosas de ese tipo e insertarse de nuevo en la sociedad. Recientemente Tweek estaba aprendiendo a leer y a escribir en un mundo lleno de cultura visual era necesario, incluso estaba aprendiendo a leer una partitura; casi terminaba de leer el principito y estaba más que emocionado.

Últimamente tenía varias actividades que permitían que su mente se ocupara en lugar de que se preocupara, y aunque esto no era posible todo el tiempo el estarlo intentando ya lo hacía sentir algo mejor. Una vez que terminó su sesión salió de sala para encontrar en el sitio de esperas dos caras que conocía muy bien: Stan y Red.

Lo que me faltabaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora