Craig estaba metido en un lío.
Al mismo tiempo que podía sentir el calor propagándose por todo su sistema, invadiéndolo, quemándole.
Miles de contras atravesaron su mente.
¿Debería aceptar? ¿Podría hacerlo?
¿Y si alguien entraba?
De ser así, ambos se meterían en un gran problema, podrían ganarse una buena expulsión, o si tenían suerte, quizá una advertencia y constante vigilo por parte de los directores y maestros.
Sin mencionar todo el chismorreo que se generaría.
Sin embargo, al volver a mirar los opacos ojos verdes de Tweek, sumidos en lujuria, vidriosos, sus pupilas dilatadas, y sus labios torcidos en una sonrisa pretenciosa, hacía imposible tratar de usar la razón.
Craig mantenía sus caderas ahí, las piernas de Tweek lo rodeaba fuertemente, las durezas de sus miembros palpitantes chocaban, completamente apegados. Los brazos de Tweek colgaban serpenteados sobre los hombros de Craig, esperando por una respuesta.
—¿Y si nos descubren? —cuestionó Craig, acariciando inevitablemente los muslos del rubio, provocando que un adorable gimoteo se rasgara en su garganta, sacudido ante el tacto, reflejando satisfacción. Tweek soltó una risita, algo traviesa.
—Nadie viene a estos baños, estamos en terreno seguro —prometió.
—Y... —Craig no pudo evitar carraspear, jamás en su vida se había sentido tan nervioso, tan deseoso de romper las reglas—, ¿qué es lo que harás?
Tweek no pudo evitar reírse, invadido por la ternura e inevitables nervios ante la situación tan penosa e inexperimentada de Craig, junto a la clara tensión que emanaba su voz.
Decidió tomarle un poco más el pelo.
—Vaya... —sedujo—, alguien se rindió muy rápido —dijo, acercándose y besando el cuello de Craig cariñosamente, escuchando como este bufaba irritado al ser el objeto de burla y por estar tan jodidamente caliente—. Quítate esos pantalones y verás... —él jugueteó con el cinturón de los vaqueros, haciendo que Craig se estremeciera—. ¿O acaso quieres que yo lo haga?
—¡No, puedo hacerlo yo solo! —el negó, frenético.
Tweek esperó pacientemente a que Craig comenzara a progresar y le avisara cuando estuviera listo, mientras esparcía suaves besos y masajes en los hombros del moreno, tratando de brindarle apoyo. Podía escuchar claramente la respiración pesada del azabache.
Tweek intentaba con todas sus fuerzas de no expresar lo nervioso que se sentía frente a la situación, o sabía que Craig se echaría para atrás ante las dudas de sus movimientos y todo sería un fracaso, muy embarazoso.
Sinceramente, Tweek no sabía con exactitud qué bicho le había picado para actuar de esa manera.
Pero, sin duda alguna, quería hacer sentir bien a Craig.
—¿Listo? —preguntó el rubio, separándose levemente del moreno al escuchar como la ropa caía.
—Mm —Craig murmuró, inseguro—, sí...
—Oye —comenzó Tweek al notar la incomodidad en la voz de Craig, eso no ayudaba mucho con su ansiedad. ¿Y si realmente no le encantaba la idea de que Tweek lo tocase y creía que lo hacía sólo por no hacerlo sentir mal? —. No hagamos esto si no quieres, no quiero parecer que te estoy presionando —él habló inquieto, abriendo sus ojos—. ¡Dios! ¿Lo estoy haciendo? ¡Lo siento! Yo sólo...
Antes de que Tweek siguiera lamentándose, Craig rodeó las caderas de Tweek con sus manos, suavemente, sintiendo sus pieles deslizarse una con otra. Tweek se erizó, sintiendo algo acumularse dentro de su pelvis.
ESTÁS LEYENDO
Lo que me faltaba
FanfictionCraig Tucker es un maldito insensible incapaz de sentir algo por alguien, pero eso cambia cuando conoce a Tweek al que también le falta algo. ¿Podrán complementarse el uno al otro? ¿Serían la pieza que le faltaba al otro? Créditos de la imagen de p...