Craig había estado agitado esa noche.
¿Cómo no estarlo? En ese preciso instante observaba detenidamente su maleta ya acabada frente a él, haciendo su mejor esfuerzo en llenarse de voluntad y afrontarse a lo que vendría ese fin de semana con Tweek.
Un fin de semana con su novio, completamente solos.
Él tragó saliva.
Rápidamente le envió un mensaje de voz a Tweek anunciándole que ya iba en camino, a lo que él le respondió que ya tenía el desayuno listo y que apurara a su flojo trasero.
Dios, ese hombre era increíble.
Trató de no verse tan desesperado por ir corriendo hacia el chico rubio. Sobre todo, para que cierto castaño no osara en burlarse, nuevamente, de él.
La misión falló. Clyde continuó recitando una larga y detallada catedra acerca del sexo con protección y su infaltable preparación para que luego a Tweek no le doliera sentarse.
O a Craig, también.
Con esto último no pudo quedarse callado.
—¡Cierra el pico, Clyde! —Craig gruñó fastidiado sintiendo su rostro en mil colores—. ¡Yo no me meto en tus asuntos cuando vas a tener sexo con Bebe!
—Porque te vale mierda —canturreó Clyde y el moreno no pudo negarlo—. Pero a diferencia de ti, yo si soy un buen amigo.
Tucker puso los ojos en blanco mientras tomaba sus maletas, y con una breve despedida, se metió al automóvil. Clyde por su parte le brindó ánimos burlonamente desde la cocina.
Al encontrarse frente al volante relajó sus facciones y aclaró sus sentidos.
Estaba emocionado, era innegable. Un poco de privacidad con Tweek no sonaba nada mal.
Para nada.
El rubio le había prometido que le enseñaría a preparar algunos postres, y muchas otras cosas más que no logró comprender debido a la emoción de Tweek al hablar cada vez más deprisa hasta solamente soltar balbuceos incoherentes.
A Craig le parecía lindo.
Cuando finalmente llegó y fue recibido en la entrada, pudo apreciar a Tweek vistiendo una muy reveladora y fina camisa de tirantes, junto a unos broches dorados sujetando los mechones de su salvaje melena. Craig no pudo evitar sentirse fuertemente atraído hacia la fresca imagen de su pareja. Una repentina emoción desconocida se empujó por sus adentros y llenó sus mejillas de sangre, haciéndolas sentir intensamente calientes.
¿Era algo malo si unas incontrolables ganas de besarlo tan jodidamente mal lo invadieran justo en ese momento? ¿Podía hacerlo?
Es decir, era algo que hacían los novios, ¿no?
Entonces, ¿por qué no podía decir algo si quiera?
—Ya que aún no te has dignado a saludarme, por tu rotundo silencio puedo deducir que me estás criticando —Tweek interpuso, haciendo que Craig despertara de su trance—. Esta es mi ropa de cenicienta ocupada en quehaceres, así que tendrás que acostumbrarte a verme así por las mañanas desde ahora en adelante, tigre.
Craig lo habría escuchado perfectamente de no ser por los tonificados brazos de Tweek que se flexionaron atractivamente al apoyar sus manos sobre sus caderas.
Dios, hasta verlo hacer una simple acción como esa encendía su interior de una manera increíble.
Céntrate, Tucker.
Por supuesto, Craig no pudo dejar pasar la explicación de Tweek sin decir algo típico de él.
—De veras quiero besarte muy mal en este momento.
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Lo que me faltaba
FanfictionCraig Tucker es un maldito insensible incapaz de sentir algo por alguien, pero eso cambia cuando conoce a Tweek al que también le falta algo. ¿Podrán complementarse el uno al otro? ¿Serían la pieza que le faltaba al otro? Créditos de la imagen de p...