Reencuentro

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6 meses después

Ah el destino, fue mencionado al inicio y tendría que ser mencionado hasta el final, ¿Es cierto que el destino es una fuerza omnipotente de la que no puedes huir? ¿O construimos este? No había respuestas absolutas con seguridad, no todo es blanco o negro, hay una gran escala de grises.

Eso lo aprendió Craig en un año, ahora el joven de diecinueve años recién cumplidos comenzaba a entender muchas cosas. Esta historia inicio en un lugar para nada fuera de lo común, es más, era tan insípidamente normal que parecía un chiste cruel de nuestro enigmático misterio.

El subterráneo.

De alguna manera ese lugar había iniciado todo y quizá ese lugar pudiese volver a rehacer todo, las cuestiones de destinos elegidos y predestinados, después de todo, han dado paso a grandes y pequeñas historias.

La razón por la que Craig Tucker se vio obligado a usar el subterráneo por primera vez fue un accidente en su coche que lo mantuvo en reparación varias semanas y ahora la razón por la que Craig tenía que usar este medio de transporte era un poco más graciosa, lo que la había causado un esguince en el brazo debido a una mala caída cambiando el foco de su cuarto. Recuerda con exactitud como Clyde pasó de la preocupación a la risa aquel incidente tan absurdo.

A Craig también le hacía un poco de gracia para ser sinceros. Sin embargo, nunca lo admitiría, Clyde burlándose cada dos por tres era un dolor en el culo como para todavía darle esa satisfacción.

Lo cierto era que sentía cierta dulzura y cierta nostalgia viajando en ese transporte, le recordaba buenos momentos, el inicio que cambio toda su perspectiva de vida e incluso a él, por supuesto hubo dolor allí, pero también hubo una inmensa felicidad, así que no se arrepentía. Así que disfrutaba el viaje con solemnidad, preguntándose que le depararía en la siguiente estación...

Así que el destino hizo una de sus jugarretas crueles un lunes por la tarde que regresaba de la universidad un poco harto, odiaba sentirse impedido por algo, pero bueno nadie disfrutaba tener el brazo con una férula, para su suerte faltaba poco tiempo para que se librara de aquello.

Fue entonces mientras que pensaba en ello, lo vio, ojos verdes, pestañas doradas, era tan él y, sin embargo; se veía tan diferente si comparábamos la ultima vez que lo vio, el cabello corto adornaba sus facciones endureciéndolas mientras miraba (sí ahora si que miraba) la pantalla de su celular. Tweek Tweak se hallaba nuevamente en el mismo vagón que él.

Craig no será un mentiroso, él se preguntó mucho sobre el rubio, nunca lo vio en el campus y era extraño, no tanto ya que no pertenecían a la misma área, pero de menos habrían tenido que cruzarse una vez en medio año. Jamás preguntó a nadie porque sintió que los pondría mucho más incómodos que él al preguntar.

Mas ahora se hallaba aquí llevaba una chaqueta de cuero café que parecía que escondía algún uniforme, joder, se dijo Craig, Tweek realmente se veía diferente, mucho ¿dónde estaba su camisa? ¿Sus rizos rubios? Y aun así se veía tan él, casi podía ver una sonrisa juguetona en su cara. Lo cierto es que Craig en apariencia no había cambiado mucho... a menos que te fijases en su brazo.

Cosa que los ojos verdes hicieron de repente, se congelaron al reparar en su rostro, Craig pudo ver miedo en sus ojos, ese tipo de miedo al no saber qué hacer y cómo reaccionar, los ojos de Tweek vagaban en todas direcciones hasta que reparó y se paró.

—El asiento— dijo, Craig sintió que había pasado una eternidad sin escuchar su voz, era extraño, ¿Su voz había cambiado también? Porque a pesar de la incomodidad sonaba segura.

—Oh, ¿me lo cedes? —preguntó, para después sentir un deja vu, al parecer no fue el único pues escuchó al rubio tratar de reprimir una risotada, el moreno no pudo evitar esbozar una sonrisa ante eso, antes de sentarse.

Lo que me faltabaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora