La persona que lo puede salvar es una humana; la unica que pudo tocar tanto su corazón para vincularse.
Sesshomaru no queria, deseaba no estar cerca de ella pero su cuerpo sólo pedía a gritos su cercanía.
-Escuche tu grito de ayuda.
Ella sonrió.
-¿E...
Mi papá cerro la puerta con furia, me aventó y comenzó a gritar. Mi mamá se llevo a mi hermano a su recámara, dejándonos solos.
-¡¿Qué te pasa?!--Di unos pasos hacia atrás.-- ¡Dejaste que esto sucediera! ¡Dejaste que mi abuela muriera!
Me arrodille y llore, sentí mi respiración cortarse, mis ojos cerrándose y mi corazón acelerarse. El hombre camino de un lado a otro, soltando palabras que no entendía y ni trataba de hacerlo. Mi cabeza sólo repetía una y otra vez la escena sangrienta, ¿que clase de humano acaba con la vida de otro humano?
Lo peor fue cuando celebraron diciendo que la traidora estaba al fin muerta y la era de los cazadores comenzaba.
-Kagome.--La voz de mi papá me alertó.-- Eres un Higurashi, un cazador. Nos humillaste ante nuestros hermanos y aun me reclamas ¿que sucede por tu cabeza?
-¿Qué?
-¡Mas te vale disculparte con el hermano Naraku!
-Debes estar bromeando. Lo que deberíamos hacer es denunciarlo.--Peine mi cabello hacia atrás.--¡Mato a una per...!
La mano de mi papá se estrello en mi mejilla. El ardor no tardo en aparecer igual que mis lágrimas.
-¡Cállate!--El hombre levanto de nuevo su mano.-- ¡Cállate!
Me protegí con mis manos, pero un aullido distrajo a mi papá. De inmediato se olvido de mi y corrió para preparar sus armas para una caza. Por mi parte, corrí a la puerta y salí de mi casa, me dirigí al bosque, mi mejilla me ardía pero ignore el dolor y corrí hasta la cabaña de Sesshomaru. Mis lágrimas no dejaban de bajar por mi rostro y me odiaba por no haber sido capaz de rescatar a mi abuela. En cuanto visualice la casa del lobo, con las fuerzas que me quedaban trote hasta la puerta y la abrí con fuerza. Al entrar, me arrodille y solté un grito. De inmediato apareció Bankotsu y los dos hermanos de Sesshomaru.
-¿Qué carajo?-- El moreno camino hasta mi y me abrazo.--Todo esta bien, ya estas en casa.
Inuyasha corrió y me abrazo, Rin con pasos torpes llego conmigo y acaricio mi cabello.
-Ellos...Ellos.-- me aferre a la camisa de Bankotsu.--Abuela, mi abuela.
El chico acaricio con suavidad mi espalda.--Tranquila. Me encantaría seguir abrazándote pero Sesshomaru me matara cuando se de cuenta que tienes mi olor.--Me aparto con cuidado.--Los pequeños te abrazaran, ¿bien?
Se alejo por completo y se levanto, dando paso a Inuyasha y Rin para lanzarse a mis brazos. Trate de sonreír, aunque no lo conseguí y sólo repartí besos por sus rostros.
-¿Dónde esta Sesshomaru?
-Ah, fue a distraer a los humanos.--El moreno suspiro.--Vimos lo que sucedió.
Taisho fue el lobo que aulló. Me salvo y ahora había alertado a todo un pueblo de cazadores por mi. Volví a llorar. Inuyasha escondió su cabeza en mi cuello, pude sentir lágrimas mojarme y me preocupo.
-No llores.--Dijo el pequeño.--También me duele.
Abrace con fuerza a los hermanos y prometí no seguir llorando... Una promesa que no estaba segura de cumplir. La puerta de la casa se abrió y entro Sessshomaru y Miroku, los dos sudados y cansados. El primero corrió hasta mi, me abrazo con fuerza y me dio un beso en la frente.
-Lamento llegar tarde. Lo siento.--Junto por unos segundos nuestros labios.--Perdón.
Me permití llorar de nuevo y aferrarme a él.
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No se cuando me quede dormida, ni cuando Sesshomaru me subió a su habitación. Tampoco recuerdo que los dos nos quedamos abrazados en la cama. Pero aqui me encontraba, siendo abrazada por él. Los dos sumergidos en nuestra burbuja antes de caer en el abismo. Tratando de ser felices antes de que el miedo se apodere de cada centímetro de nuestro cuerpo.
