Especial 4

598 73 1
                                    

Las abuelas.

Los Higurashi son los mejores cazadores del pueblo, son los líderes que guían a los demás en la matanza de los demonios, tal y como ha dicho la iglesia católica, para así ayudar a la humanidad. O al menos así era hace unos años, cuando el pueblo se dedica a la caza, ahora son más tranquilos y no están todo el tiempo rastreando las manadas de lobos, aunque siguen vivas las tradiciones.

En ese pueblo hay una chica ce 18 años de edad que está en contra de la caza, la única que sigue protestando con las persona. Una chica de cabello azabache, ojos cafés, piel blanca y linda sonrisa; la chica llamada Akiko Higurashi.

Akiko corría por las calles de pueblo, esquivaba a las personas que la saludaban y se concentraba en llegar a su destino, sabe que por dormir de más está muy retrasada para la reunión que sus padres organizaron en la escuela.

-¡Hola, Akiko!—La saluda con una gran sonrisa uno de sus amigos de la escuela. —Parece que vas tarde a la reunión de cazadores.

-¡Así es!—Dice con una mueca de asco. Hace reír a su amigo, alza su mano para despedirse de él y seguir corriendo. —Nos vemos después.

Cuando al fin llega a la maldita escuela, su madre la está esperando con los brazos cruzados y con el rostro sin ninguna expresión, aunque ella sabe que está en problemas. Se disculpa con la mujer con un beso en la mejilla, entonces entra al salón de conferencias recordándose que no puede gritarle a los ineptos de su pueblo.

-Hablaremos sobre los nuevos conocimientos de nuestros hermanos del sur. —Hablo el líder de la reunión. —Tal vez no hagamos caza activamente pero todos sabemos que estar informados es una prioridad.

Los asistentes estuvieron de acuerdo, bueno menos Akiko que solo rodo los ojos y deseo estar en su cama ahora mismo. El señor de barriga gigante siguió hablando de la información de lobos grises, los cuales los identifican como "Taisho".

-Hay una loba joven entre los líderes, eso quiere decir que es posible que sea la hija.

Akiko no lo soporto más, le pidió a su mamá permiso para retirarse y cuando lo consiguió ni siquiera volteo atrás para despedirse de esas personas, realmente a veces piensa que están enfermos. Camina hasta llegar al bosque, es el único lugar donde puede estar en paz y no estar pretendiendo que es feliz en ese pueblo.

Cuando llego a un árbol, a su favorito, se recostó en el troco y se permitió cerrar los ojos.

Entonces un aullido la despertó, se levantó tan rápido como su cuerpo se lo permitió y miro alrededor, no entendía que sucedía pero sabía que un lobo se encontraba cerca... Cerca del pueblo que tanto quiere matarlos.

-Mierda.

Comienza a correr por donde se escucha el aullido del animal, la desesperación se apodera de ella y su corazón late con prisa. Rayos, nunca se va a perdonar si algún lunático llegue al animal antes que ella. Corre con más de prisa hasta que sus ojos chocan con unos de color dorado.

-Mierda . —Sus pies se quedan estancados en el lugar, no sabe qué hacer cuando puede ver al gran lobo gris que solo se la observa. —N-No te hare daño, lo digo en verdad.

El lobo aparta su mirada de la chica y de nuevo d un aullido, haciendo que Akiko de un pequeño grito y recuerde su misión.

-¡No, no, no!—Da unos pasos adelante. —Cállate, cállate.

El lobo le gruñe, sus orejas se levantan y sus colmillos son enseñados a la pobre chica que solo está temblando.

-Espera ¡Espera!—Alza las manos en modo de protección. —Si sigues aullando los estúpidos de mi pueblo te encontraran.

El lobo deja de enseñar los colmillos y esta vez solo inclina un poco la cabeza, si no fuera porque está a punto de hacerse pis en los pantalones, Akiko pensaría que solo es un perro gigante que quiere mimos.

-Okay, perrito ven, ven para que pueda esconderte y ayudarte a volver a donde sea que has venido. —Extiende su mano. El lobo la observa, acerca su hocico y huele la mano del humano. —Ajá, tu huele y todos somos felices.

El lobo se sienta alado de Akiko, observando el horizonte.

La chica no sabe qué hacer así que también se sienta, al menos para acompañar a su nuevo amigo.

"Kagome y Akiko fueron las mejores amigas desde entonces... O al menos hasta que Akiko tuvo que dejarla para protegerla de su pueblo."

Ookami 「狼」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora