Me despierto y hago la misma rutina de siempre. Cuando me termino de bañar me miro al espejo. Tengo unas ojeras horribles debido a que anoche me acosté a la una de la madrugada.
Bueno para ser sincera me dormí a las cuatro de la madrugada, por alguna extraña razón he tenido insomnio los últimos días. Lo que me preocupa es que no pueda concentrarme en la universidad, pero ya veré cómo me las arreglo.
La señora Amelia estaba dormida cuando regresé, por lo que no sufrí de ser golpeada o algo por el estilo, seguro que ahora se le olvida todo. Espero.
Me visto y voy a preparar el desayuno. Tocan el timbre de la casa, me limpio con una servilleta y voy a abrir. Cuando estoy por salir de la cocina, Emma me empuja sobrepasandome para abrir.
-Yo abro.
La dejo que abra y yo vuelvo a la cocina, de todas maneras de seguro ella esperaba a alguien. Sirvo la comida, mi padre es el primero en aparecer en el comedor.
-Hola, hija.- le muestro una sonrisa -Feliz cumpleaños...- me abraza yo confundida le correspondo -Disculpa, no pude estar contigo ayer.- nunca lo has estado, pienso. -¿Cómo la pasaste?
Pues quitando el hecho que nunca estas presente en mis cumpleaños, que me mandan a comprar alcohol casi a la media noche y por eso casi me violan, no sé, ¿faltó algo para el mejor cumpleaños? No lo creo.
-Bien.- susurro cortante y continuo sirviendo.
Emma aparece y le da un sonoro beso en la mejilla a mi padre.
-Hola, papi.
-Hola. ¿Quién era?
-¿De quién hablas?
-Tú abriste la puerta, ¿no?
-Oh, eso. Era un señor que se había perdido. Estaba pidiendo direcciones de cómo llegar a un lugar.
-¿Cómo te ha ido en la escuela?
-De lo mejor, ya hice amigas.
-Que bueno, me alegro mucho por ti. Sigue esforzándote para ser mejor, ya lo verás.
-Gracias papi, haré de todo para hacerte sentir orgulloso.
Me voy al baño y me encierro a llorar en silencio. Siento un nudo tan fuerte en la garganta que no me deja tragar saliva. Incluso hasta siento un malestar en mi estómago.
¿Cuándo él me preguntó sobre la escuela? O aunque sea cómo estoy, un simple consejo, pero nunca llego. Yo sé que Emma lo hace a propósito, ella nunca es tan empalagosa. Simplemente lo hace por joderme.
Muerdo mi puño para no hacer ruido, me duele, me destroza el alma que él sea así conmigo. Parece ser más padre de Emma que mío.
Las voces aumentan en el comedor, de seguro la señora Amelia ya ha llegado y están compartiendo un hermoso desayuno familiar juntos.
Me doy cuenta de lo patética que me escucho. Emma dice que es envidia, pero simplemente quisiera que al menos mi padre se diera cuenta que tiene una hija la cuál nunca lo abandonaría y que lo único que quiere es su felicidad ya sea con esas mujeres o no.
Me levanto y me lavo la cara, me miro al espejo. ¿Qué veo? Una chica sin ganas de nada, una chica que quiere el amor paternal, una chica que quiere ser feliz pero no puede. Me decido por hacer algo, me limpio la cara y salgo. Lavo los platos, y me voy a la universidad.
El día pasa lentamente, a la hora del almuerzo voy al baño y me encierro en un cubículo. Hago mis necesidades y cuando estoy apunto de salir agua fría cae en todo mi cuerpo, al final el balde de agua cae sobre mi cabeza, golpeando mi frente. Escucho unos pasos y risas alejarse del baño, ya se han ido.
Ya se estaba tardando mucho en jugar conmigo.
La primera vez que viví algo similar a esto fue horrible, pues me quedé en el baño llorando, no salí en casi todo el día de ahí. ¿Qué me dolió más? Me dolió que muchas niñas me escucharon ahí, y ni siquiera preguntaron qué tenía o porqué lloraba. Sé que no es obligación de nadie hacer eso, pero esas palabras pueden significar mucho. Ahí entendí que debía siempre levantarme sola, porque cada persona tiene sus propios problemas, y meterse en los de alguien más no es muy bueno que digamos.
Recojo mis cosas y salgo de la universidad rumbo a un lago cerca, dónde muchas personas se han tirado de una enorme piedra cumpliendo su deseo de morir.
Camino lentamente por las piedras, tiro mi bolsa y mis zapatos. Me posiciono a la orilla de la roca, cierro mis ojos recordando muchas cosas, el tiempo que pasé con mi papá, el tiempo que pasé con Jay, también el tiempo que pasé con la señora Amelia y Emma. Todo pasa por mi mente tan rápido, las pocas risas que tuve. Trato de retener las lágrimas pero no puedo, soy una cobarde.
《Eres un error, una asesina. Mataste a tú madre.》
《¿Sabes cuanto vales? Ni un centavo, quién te querría, eres tan poca cosa.》
《No puedes hacer nada mejor en éste mundo, muerete y haznos ese favor a todos.》
Miro hacia abajo, donde pequeñas olas de agua se forman. Se mira tan cristalina, y el sol de la tarde sólo lo hace ver aún más hermoso. Un lago tan bello que en pocos días habrá un cuerpo en estado de descomposición flotando.
Hago un intento para dar el último paso, pero el miedo me come. Siento tantas cosas juntas. Miedo, nervios, tristeza, enojo. Los pensamientos no dejan de ir y venir. Me dije a mi misma que debía dejar de ser tan cobarde y cumplir lo que me propongo sin miedo a la muerte. De todas maneras tarde o temprano todos moriremos.
Perdón papá, perdón mamá, no puedo más. Jay, rompí mi promesa perdóname. Hice todo lo que pude.
Dejo que mis pies den un paso más y siento como mi cuerpo cae como trapo al agua. Caigo al lago, el agua cubre todo mi cuerpo. El silencio aquí es tan pacifico que me hace querer quedarme aquí todo el tiempo, donde nadie ni nada molesta. No hago nada por salvarme, no lo quiero hacer, no quiero volver, siento como poco a poco me hace falta la respiración, sonrío ante eso, estoy haciendo algo bien por primera vez.
Abro mi boca para dejar salir el ultimo aire que mis pulmones retenían. Burbujas salen disparadas de mi boca al hacer eso. Burbujas que suben hasta la superficie y desaparecen.
Mis pulmones se llenan de agua, mi cuerpo poco a poco se duerme, y ahí es cuando cierro mis ojos dando paso a un mejor mundo, a un mundo sin dolor ni desesperación, sólo paz.
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La voz de tu corazón (#1 Trilogía De Corazones Infelices)
Romance|COMPLETA| "Sí el amor es verdadero, pueden pasar siglos y seguir intacto." Dos amigos inseparables de la infancia se separan por asuntos familiares; sin embargo, cada uno vive con la esperanza de volverse a encontrar, aunque sea en los sueños del o...