Capítulo 49

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*Narra Tiffany*

—Me voy a casar contigo... —susurro con la mirada en el piso. Él se empieza a reír, y yo levanto la mirada para enfrentarlo.

—¿Estarías dispuesta a hacer lo que yo quiera con tal de no matar a ese mocoso? —arquea una ceja— ¿Tanto vale ese niño?

Sus preguntas me tomaron por sorpresa, y no pude evitar sentir enojo.

—Para ti él puede valer algo monetariamente, pero para mí, él no vale algo así. Seguir con vida vale más que el dinero, y estoy dispuesta a hacer lo que sea para que ese niño siga con vida.

Su sonrisa no desaparece de su rostro. Aplaude fuerte, como si del fin de un show se tratara, y no me molestó en absoluto ese acto. Eso sólo me dejo saber que él era más ingenuo de lo que pensé, y que creía que teniendo poder sobre la vida de personas inocentes él estaría a salvo.

Tarde o temprano, yo misma me encargaré de quitarle esa confianza que tenía en este momento.

—Dejemos el drama a un lado. No tengo tiempo para eso. —con su pulgar limpió la lágrima que había salido debido a la incontrolable carcajada— ¿En serio quieres casarte conmigo?

Siento la gran necesidad de llorar abrazada de alguien que realmente me apoye. Quiero que alguien me diga que no todos mis esfuerzos están siendo en vano, y que todo estará bien. Quiero que alguien me entienda lo que estoy a punto de hacer.

Asiento como respuesta. Él abre la puerta y llama a uno de los hombres que lo esperaba afuera.

—Sáquenlo del cuarto, y no le hagan nada. —habla y un hombre se acerca.

—Como usted diga, señor.

Vuelve a cerrar la puerta para acercarse a mi, yo retrocedo hasta que la pared me lo impide.

Él parece asecharme como un animal, yo siendo la presa y él siendo el atacante esperando el momento para atraparme.

—Eres tan idiota. ¿Crees que yo te hubiera esperado todo este tiempo para que por fin aceptaras casarte conmigo? —se empieza a reír sarcásticamente. No sé qué es lo que planea, y estaba segura que él no haría nada a favor mío— Te lo explicaré. —se acuesta en la cama, viendo a la puerta, y poniendo sus manos detrás de su cabeza— Como sabrás, un hombre necesita satisfacer sus necesidades —empezaba hacer gestos con sus manos, tal y como un empresario en plena reunión de negocios—, y qué mejor que a una mujer sumisa haciendo ese trabajo.

Con cada palabra que menciona tiemblo del miedo, y mi corazón no deja de latir tan rápido que siento que se me va a salir del pecho, mientras que el miedo se sigue apoderando de mi ser.

Tengo que pensar cosas buenas. Él no me hará nada, nada me va a pasar.

Por más que lo pienso, me siento más insegura de que él no me vaya a hacer nada. Presentía que no sobreviviría a esta noche.

—Pero me di cuenta que tú no querrías hacer eso... —esto no me da nada de alivio— Por lo que estuve pensado, y llegue a la conclusión en que te daría tiempo a ti y a esos malnacidos que te buscarán. Mi plan está funcionando a la perfección ¿Sabes? —volteó su cabeza hacia mi— Los estúpidos se están quebrando la cabeza por buscar en dónde estás, o la más pequeña pista con la que te puedan encontrar. Y tú aquí, muriendo lentamente del dolor y la miseria que te provoca estar aquí encerrada, bajo mis órdenes.

¿Ellos me han estado buscando? Pensé que ya me habían olvidado.

Siendo honesta, estaba un poco dudosa. Si me seguían buscando, ¿por qué no me habían encontrado? ¿En qué lugar me encontraba? ¿Bryan estaba mintiendo para jugar con mi mente?

La voz de tu corazón (#1 Trilogía De Corazones Infelices)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora