Capítulo 19

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En todo el día no me lo he encontrado, gracias al cielo. Ahora que lo veo y sé quién es, me pregunto si no me reconoce. Acepto el hecho que he cambiado mucho pero ¿Tanto he cambiado como para que no me reconozca? ¿Ni siquiera mis ojos?

¿Dónde vivían? Necesito hablar con ellos... ¡Oh sí! No está muy lejos creo, me saltaré la siguiente clase para no llegar tarde a casa y ganarme una golpiza, después del almuerzo iré.

—Y lo peor fue que Joram dejo el pantalón de nuevo en dónde lo encontró sabiendo lo que... lo que... lo que...- no termina la frase por estar riendo, su hermano sólo lo mira como si lo quisiera asesinar en ese mismo instante.

—¡Ya no aguantaba y no habían baños! —se defiende.

—No puedo creerlo, ya casi tienes veinticinco años y ¿aún te orinas en los pantalones? —Alejandra tampoco puede parar de reír al igual que Alex y yo.

John cuenta que ayer fueron a un centro comercial con su madre, ella les dijo que se comprarán un pantalón y pues buscaron unos y fueron a los probadores. Se metieron al vestidor de discapacitados, según ellos su lema es "siempre juntos desde el vientre, hasta la muerte" y eso significa ir a dónde sea que vaya el otro, juntos (baños, vestidores, etc.) pues Joram quería ir al baño y ya no aguantaba, se empezó a medir el pantalón cuando John vio que de aquel pantalón salía un líquido amarillento hacia el piso.

Su hermano no podía parar de reír, más cuando Joram aún andaba la mochila de la universidad y empezó a limpiar con hojas del cuaderno sus orines del piso, se puso su pantalón y el que se midió  (dice John que no se notaba lo mojado, pues era negro) lo volvió a colgar en donde lo encontró. Luego de un rato escucharon por las bocinas de la tienda que necesitaban limpieza urgente en los vestidores.

La verdad es que esto es muy gracioso, me duele el estómago de tanto reír. Joram aveces se le sale una que otra risa al recordarlo, es vergonzoso pero a la vez fue placentero, dice él.

—Vamos chicos, ¿no hubieran hecho lo mismo si ya no aguantaban?

—Honestamente, yo hubiera ido al baño antes de entrar en la tienda. —habla Alex riendo.

—Eres hombre, pudiste haber buscado alguna planta y orinar en ella. —agregó Alejandra.

—Ya ves John, pusiste todos en mi contra.- voltea a ver a John y empieza llorar falsamente —Ya no eres mi hermano.

John se lleva una mano en el pecho ofendido.

—No, no puedes dejarme así ¡Qué haré sin mi alma gemela!- lo toma por la camisa llorando igual que su hermano.

—¡¿Crees qué estoy bromeando?! —Joram se levanta y lo empuja. Esta vez no creo que esté bromeando, se mira muy enojado.— ¡Ya me cansé de que me uses para hacer reír a los demás! ¡Siempre es lo mismo!

—Oye, cálmate. No es para tanto.

—¡Me has puesto en vergüenza, ya van dos veces! ¡dos putas veces!

-¡Esta bien, largo de aquí! Total, ni siquiera te notarán, ni siquiera mamá te nota. Deja de ser tan dramático.

Joram toma su botella de agua y se la tira a John, él no se queda quieto y se levanta para darle un golpe en la nariz a su hermano, haciéndole sangrar. Alex interviene en el momento y los separa.

—¡¿Qué diablos hacen?! —grita enojada Alejandra— ¿Por qué actúan como niños?

—Preguntaselo al estúpido de Joram. Tal vez puede usar por una vez en su vida el cerebro y te responde- —dicho esto John se va, y Joram se va por otro lado.

La voz de tu corazón (#1 Trilogía De Corazones Infelices)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora