—Jay, Alex, ¿Me pueden acompañar a... a reconocer al cuerpo? —ambos asentimos.
—Por supuesto, señor. —respondo.
"Ir a reconocer el cuerpo" es algo que para muchos es muy doloroso sólo de pensarlo. No me puedo imaginar una vida en dónde no esté Tiffany a mi lado. Era cierto que viví quince años sin verla, pero en mi interior sabía que estaba con vida y que estaba bien. Ahora sería doloroso pensar de que no la veré nunca más porque dejó este mundo.
—Aquí estamos para apoyarlo. —Alex le da una sonrisa tranquilizadora, aunque yo sé que por dentro él señor está destrozado con está idea al igual que yo y todos los que conocíamos a ojitos.
—No sé qué haría sin ustedes. —nos ve una vez más, con aquella mirada triste, queriendo aparentar que estaba bien, pero no era así.
Bajo la cabeza, y empezó a caminar hacia el interior de la morgue. Alex y yo nos dimos una rápida mirada antes de seguirlo.
Vamos a la recepción y nos dan uniformes cómo el de los cirujanos junto unas mascarillas. Un señor nos guía hasta donde tienen todos los cuerpos sin identificar.
Abre la puerta y decenas de cuerpos envueltos con una manta encima de ellos es lo único que ocupaba la mayoría de espacio en este lugar. Nos dirige al centro, en el cuerpo que tenemos enfrente se le pueden ver los pies, porque están al descubierto. Había una etiqueta en el dedo gordo, como si de un producto en la tienda se tratara.
—Avísenme cuando estén listos. —dice el hombre, posando su mano en la mano a la altura de la cabeza del cadáver esperando a nuestra palabra.
No estaba listo. Nunca lo estaría.
—Sea quién sea, quiero que ustedes sepan cuán orgulloso y cuánto amo a mi hija. Si ella lastimosamente ha partido... —sus palabras se cortaron, por lo que aclaró su garganta para seguir—, está bien. —una lágrima rebelde se deslizó por su mejilla— Estará en un mejor lugar que este.
Nos toma de la mano a Alex y a mi, y le da un leve apretón, sin quitar la vista de nuestro agarre.
—Gracias por confiar en nosotros.
—Estaremos en las buenas y en mas malas, y estoy muy seguro de que Tiffany sabía que usted la amaba mucho. —él me mira, tratando de no soltar más lágrimas.
Sonrió por última vez, y dejó salir un suspiro, ya estaba preparado. Volteó su vista hacia el hombre, quien miraba la escena un poco apenado, y habló.
—Ahora. —dijo decidido.
Aquel hombre tomó con sus dedos la manta blanca que cubría la mayoría del cuerpo. Lenta y cuidadosamente, empezó a destapar la parte de la cabeza hasta los hombros.
Cierro mis ojos con fuerza de inmediato, sin ver quién es. Escucho cómo suspiran, y el papá de Tiffany se quiebra a llorar.
Con todo el miedo de mi cuerpo y del mundo, abro mis ojos. Suelto un suspiro al igual que ellos lo hicieron. No puedo evitar soltar unas pequeñas lágrimas de felicidad.
No es ella, gracias al cielo.
—No es ella. —habla por nosotros Alex al ver que la felicidad no nos dejaba decir ni una palabra.
Qué alivio me da saber que aún vive, en alguna parte de este mundo, pero vive. Mi ojitos aún vive.
No todo lo que sentía era felicidad. Ahora todo se complicaba aún más. No tenía ni idea en dónde podría estar ella. Bryan estaba bajo arresto por el momento, hasta el día de su juicio. A pesar de saber eso, tenía miedo.
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La voz de tu corazón (#1 Trilogía De Corazones Infelices)
Romance|COMPLETA| "Sí el amor es verdadero, pueden pasar siglos y seguir intacto." Dos amigos inseparables de la infancia se separan por asuntos familiares; sin embargo, cada uno vive con la esperanza de volverse a encontrar, aunque sea en los sueños del o...