Capítulo 14

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Luego de perdonar a mi padre, aunque él no tuvo la culpa sólo me estaba protegiendo, me invitó al centro comercial para distraernos un poco. Extrañaba pasar buenos ratos con él.

Aproveché de preguntarle si podía ir a la playa, luego de miles de preguntas sobre con quién iría, o a qué horas regresaría, aceptó.

Vamos de camino a casa, él me compro un poco de ropa, le dije que se comprará él también. Le ayudé a escoger unas camisas. Cada cosa que escogía le quedaba perfecto.

-Hace mucho que no pasamos tiempo de padre a hija ¿eh?

Sonrio, -Te he echado de menos.

-Hablas como sí nunca estuve ahí.- se ríe.

Siempre estuvo cerca, pero no estuvo para mi.

-Tienes razón.- volteo a ver a la ventana para disimular mi desacuerdo.

-¿Me haces un favor?- asiento -Tengo que ir a  trabajar, ¿me puedes ir a dejar mis cosas a mi habitación, por favor?

Me encontraba en un dilema, obedecer a mi padre y arriesgarme a un no lindo momento con la señora Amelia o negar y librarme de cualquier acontecimiento causado por la misma vieja.

-Claro.- acepté luego de pensarlo.

Tal vez ella no estaría en casa, y rezaba porque fuera así, sería mucho más fácil de esa manera.

Llegamos a la casa, me despido de él con un beso en la mejilla y salgo del auto. Un alivio vino a mi al no ver el auto de la señora Amelia, excepto el de Emma, pero de seguro ella estaría encerrada en su habitación.

Entro a la casa sin tanto nerviosismo a como estaba antes y subo hasta la habitación de mi padre. Ordeno sus cosas y voy a mi cuarto con mis cosas, me asusto cuando veo a Emma acostada en mi cama con la foto de mis padres en manos analizandola. Me quedo parada en el umbral de la puerta, ella se percata de mi presencia, pero no se levanta.

-¿Sabes? Tú madre no se parece nada a ti. ¿Estás segura que no eres adoptada? Perdón,- se corrige poniendo una mano en su boca -¿Estás segura que no te recogieron del basurero por lástima?- se ríe y pone la foto donde estaba, luego me mira de pies a cabeza, y su vista para en las bolsas en mis manos.

Se levanta y me arrebata las bolsas de las compras, empieza a buscar algo que le guste. Saca para ver la prenda, y la tira al piso si no es de su gusto. Al final toma una camisa azul de mangas cortas.

-Me quedo con esta.- pasa a un lado de mi, mientras pisa la ropa que yacía en el piso, y se va.

Suspiro con cansancio, recojo la bolsa y la ropa y la guardo en su respectivo lugar. Salgo de la habitación y me dirigo a la cocina. Descongelo un poco de pollo y me pongo a picar verduras, en completo silencio.

El timbre suena, pero Emma se encarga de abrirla. Me dedico a terminar la cena para irme lo más rápido a mi habitación y dormir. El silencio se ve interrumpido por unas voces provenientes de la sala, las ignoro para seguir con mis cosas.

-Amor, ¿Cuándo le pedirás permiso a mis padres para que salgamos?- por Dios ¿ella pidiendo permiso? ¿Escuché bien?

No debería estar escuchando sí conversación, pero simplemente esa pregunta llamó mucho mi atención, porque Emma no solía ser de esas que pedía permiso para hacer algo. Agudice mi oído para poder escuchar más sobre el tema.

-Emma, ya te dije, quiero ir despacio. Tú me invitaste aquí y yo lo acepté por amabilidad, pero no estoy listo para ese paso.

¡Ja! Ya se me hacia raro que pidiera permiso.

La voz de tu corazón (#1 Trilogía De Corazones Infelices)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora