*Narrador Omnisciente*
El funeral de una persona pequeña, pero tan grande en el corazón, se había vuelto un mar de lágrimas para las pocas personas que la acompañaban en un día de luto. Y a pesar de ser una cantidad pequeña de personas guardando luto, habían ido a pasar sinceramente los últimos momentos con el cuerpo sin vida de su ser amado.
Habían diez personas con sus corazones destrozados.
Amelia y Emma se negaron rotundamente a ir, lo que hizo al padre de Tiffany sentirse mal al no sentir apoyo de la que decía llamarse su esposa e hijastra.
El padre apenas empezaba a abrir los ojos y ver realmente a quién había escogido como compañera de toda su vida. Estaba tan cegado por el amor que no vio las consecuencias que ese amor le podía traer a su vida.
"Qué idiota fui todos estos años como para no darme ni un poco de mi tiempo con mi hija. Ahora ya es muy tarde para arrepentirme por darle más prioridad a otras cosas y no a mi sangre. Perdóname, hija", pensó, mientras veía la caja donde estaba su hija, con lágrimas en los ojos. Lo único que le quedaba de su primer amor se había ido también. Ahora no tenía nada de aquella mujer que amó más que a nadie más, y que por cosas del destino ya no estaba con él.
Jay no podía creer lo que estaba presenciando. "¿Estoy en medio de una pesadilla?, se preguntaba. Desde que recibió la noticia más dura, luego de la muerte de su padre, no ha hablado nada con nadie. Se sentía fatal e impotente para dejar salir un par de palabras. Le habían quitado una parte de su vida, para luego enterrarla tres metros bajo tierra.
De su mente no quitaba la idea de encontrar al culpable de esto. Él sabía que era una mujer la causante de esta desgracia, no un hombre, no Bryan. Y tal vez Bryan estaba implicado en esto, pero ya no había que preocuparse por un prisionero. Ahora había una criminal libre, y Jay la encontraría. No se enfrentaba a cualquier civil, ya que por lo visto esa mujer podía mover cielo y tierra para ocultar sus fechorías.
El mismo día que Tiffany murió, un hombre llegó a declarar su crimen a la policía. Muy en el fondo, Jay sabía que no era él, pero nadie le creyó, así que mejor decidió callar y tomar cartas en el asunto el mismo. No descansaría hasta encontrar a la persona que le hizo esto a su amada.
"¿Podrías esperarme? Quiero ser feliz a tú lado. Buscaré el culpable de esto, e iré contigo al cielo para poder ser felices. Sólo te pido que me des tiempo para atrapar a quién te hizo esto, para que tú alma descanse en paz", pensó Jay, tratando de no derramar las lágrimas que amenazaban con salir.
El único de las pocas personas que no había derramado ni una lágrima era Alex. Se había imaginado una vida en donde podría estar él y ella, siendo lo más felices que podían. Jamás se le cruzo por la cabeza que una cosa como está podía cambiar totalmente sus planes. No todo estaba acabado para él, pues trataba de recordar los buenos momentos que vivió con ella. Le encantaba ver hasta la más mínima sonrisa que ella transmitía. ¿El mejor recuerdo que tenía de Tiffany? Si tenía que pensar en uno de tantos recuerdos, él escogería una y mil veces la primera vez que aquella castaña dijo su nombre.
"Creo que ahora ya puedes empezar una nueva y mejor vida, lejos de la maldad."
Suspiró de alivio. Se sentía tan feliz de que por fin ella iba a ser feliz. No podía expresar con palabras la sensación que ese pensamiento lo hacía sentir. Él no podía estar más feliz que ahora.
Se preguntarán qué pasó con Bryan. Este hombre se convirtió en una persona con poder, mediante el dinero que consiguió haciendo con el trabajo sucio todos estos años. Logró conseguir tan sólo cinco años en prisión por la raptar personas y asesinarlas. No se le pudo acusar de posesión de drogas, porque no era el dueño de la propiedad donde la droga se encontraba, y no contenía sus huellas dactilares, por lo que no se le agregó este cargo a su sentencia en la prisión. La falta de pruebas ante el abuso sexual contra Tiffany era muy pobre por así decirlo, debido al estado de su cuerpo y a la gran perdida de sangre no se le pudo encontrar estragos de alguna violación, por lo que ese cargo también quedó en el olvido. Restandole así muchos años de cárcel a una persona que tarde o temprano pagaría por lo que hizo.
ESTÁS LEYENDO
La voz de tu corazón (#1 Trilogía De Corazones Infelices)
Romance|COMPLETA| "Sí el amor es verdadero, pueden pasar siglos y seguir intacto." Dos amigos inseparables de la infancia se separan por asuntos familiares; sin embargo, cada uno vive con la esperanza de volverse a encontrar, aunque sea en los sueños del o...