—Adiós, linda. —me despido de ella con un gesto de mano, espero hasta qué ella desaparezca de la zona y entro a la casa.
Hace mucho qué no me divertía así, estos son unos de los recuerdos qué no sólo quedan grabados en la mente sino que también en el corazón de una persona.
—Tiffany. —me llama la señora Amelia desde la sala.
—¿Sí, señora Amelia? —está en el sofá con su teléfono en manos.
—Mañana tendremos invitados, has una comida exquisita y no te aparezcas en el comedor, —levantó la vista para verme a la cara, y añadió—: ¿Entendido?
—Sí, señora Amelia.
—Largate de mi vista.
Me voy al cuarto y dejo mis cosas en el suelo, me quedo acostada un rato en la cama. Voy al baño a ducharme y quitarme la sal de encima, me pongo la pijama y finalmente me acuesto en mi cama.
Por más que doy vueltas en la cama no logro dormirme, y terminó simplemente viendo al techo. Me pongo a imaginar cómo hubiera sido mi vida si él no se hubiera ido, todo es felicidad y muchas risas, hasta que llega la señora Amelia o Emma a arruinar mi vida.
Ellas eran mi peor pesadilla en la realidad.
En las que Emma o la señora Amelia no están empiezan muy lindas, pero terminan por ser las peores entre todas, porque al final me doy cuenta que son sueños que no se pueden volver realidad.
Entre tantos pensamientos me quedo dormida plácidamente.
***
Me levanto a tomar una ducha y me pongo a hacer el desayuno. Emma y la señora Amelia ya están en el comedor, por lo que les sirvo el desayuno.
—Espero que no te aparezcas en la cena de hoy. —me miró de reojo, y pude ver una expresión de desagrado hacía mi. Aunque eso era algo normal.
—No te preocupes, hija —ella tomó sus cubiertos para empezar a comer—, me encargaré que eso no pase.
Trato de no escucharlas, como si estar en mi propia casa fuera un delito. Las dejo ahí y me voy a la cocina.
Qué irónico, las que no tienen mucho tiempo viviendo aquí viven como reinas, y yo que nací aquí estoy comiendo las sobras de ellas. Me digo una vez más "no puedo cambiarlo, tengo que vivir con esto" mentalmente. Esa frase me la repito siempre cuando empiezo a enfadarme por cosas inútiles, aveces funciona para calmarme y evitar morir en manos de la señora Amelia.
Lavo los platos con tranquilidad. Hoy es sábado, así que empiezo a matar el tiempo limpiando lo que nunca se ensucia, pero que algunas personas se enojan si me ven sentada. A las cuatro de la tarde empiezo a preparar la cena.
Salmón a la plancha, con verduras, arroz, pechuga de pollo asada con papa dulce, y de postre tarta de manzana.
¿Mucha comida? Nunca es demasiada para la señora Amelia y termina siendo desperdiciada, pero de seguro que si el invitado no queda satisfecho, ella no lo está, y si ella no lo está pues ahí va mi castigo.
Tocan el timbre, cuando estoy por ir escucho resonar unos tacones por la sala, así que me abstengo de ir a abrir la puerta, y voy por última vez al comedor.
Empiezo a poner los platos en la mesa, pongo los cubiertos, la champaña en el centro de la mesa. Vuelvo a la cocina, y me sobresalto al ver a la señora Amelia revisando la comida.
—Espero que esto no termine siendo una basura —dice sin mirarme—, largo de aquí, yo me ocupo de todo esto.
Asiento y salgo de la casa un rato a regar las plantas. No tengo nada que hacer, y básicamente me prohibieron estar de mi propia casa hoy, así que ¿por qué no matar el tiempo con las plantas?
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La voz de tu corazón (#1 Trilogía De Corazones Infelices)
Romantizm|COMPLETA| "Sí el amor es verdadero, pueden pasar siglos y seguir intacto." Dos amigos inseparables de la infancia se separan por asuntos familiares; sin embargo, cada uno vive con la esperanza de volverse a encontrar, aunque sea en los sueños del o...