*Narra Jay*
Me levanto y me estiro, no quiero levantarme así que me vuelvo a acostar. Debí haber cerrado esas cortinas por la noche, la luz del sol me deja casi ciego y se me hace imposible volver a conciliar mi hermoso y sagrado sueño.
-¡Jay, levántate!- amo con todo mi corazón a mi hermana, pero la quiero matar, me está interrumpiendo mis sagradas horas de dormir.
-Largo Katy, quiero dormir- digo somnoliento, me doy la vuelta quedando boca abajo. Ella no pierde oportunidad y se sube encima de mi.
-¡Vamos hermanito, quiero ir a la escuela!
Siempre le dije a mi madre que esta niña no era normal. Piensa y dice cosas extrañas, es una demente, pero aún así se ha ganado mi cariño.
Suspiro, la agarro desprevenida y la tomo en mis brazos. Me levanto junto a ella y le doy vueltas, ella se ríe.
-¡Ya bajame! Voy a vomitar.
La bajo en ese momento, no es broma ya me ha vomitado y no es nada lindo. Mucho menos cuando ese vomito trae aún pedazos de comida.
-¡Mami, Jay durmió de nuevo en calzones!- grita mi hermana al verme, para acusarme con mi madre.
-¡Jay, deja de molestarla!
Ambos nos reímos, mi madre nunca nos ha prestado atención, siempre dice que la deje de molestar.
Mi hermana apenas tiene siete años y ya se ha dado cuenta de que mi madre apenas no nos presta atención. Mi hermana tiene un parecido a Tiffany, siempre que la veo me recuerda a ella. La extraño, pero mi madre me prohibió cualquier contacto con las personas mientras estaba en Inglaterra, ¡incluso con mis amigos! Ella controlaba mi vida, cuando nació Katy ella dejó de prestarnos atención y se enfocaba más en la empresa, cosa que a mi me alegro mucho, pues sentía más libertad sobre mi vida.
Me siento culpable por nunca darle ni una señal de vida a Tiffany, ha de pensar lo peor de mi.
Mi vida se enfocó en estudios, pero no pude olvidarme de ella, seguramente ella ya me olvido. Me comporte como un idiota, ojalá le hubiera dicho que la amo aquel día en el aeropuerto. Pero era tan cobarde que nunca dije nada, si le decía y resultaba que yo no le gustaba a ella de seguro toda nuestra amistad se hubiera arruinado, y nunca quise eso.
Le dije a mi madre que quería terminar mi último año de universidad aquí, aunque la verdadera razón es que la quiero volver a ver, explicarle por qué no me comunicaba con ella, quiero que me perdone.
Apenas llegamos ayer por la tarde y no quiero perder más tiempo, hoy la volveré a ver.
Me baño, me visto y bajo a la cocina, ahí está nuestra nana y Katy.
-¡Hola!- grito en la cocina y ambas se asustan.
-¿Por qué no tengo un hermano normal?
-Tú sabes que tienes el hermano más guapo del mundo.
-Ten cuidado o se te saldrá el ego por los ojos.
-Eres muy amargada para tú edad hermanita- le despeino su cabello para molestarla.
-¡Ya!- grita enojada
-Ya, está bien- me río. No tiene mucha paciencia con nada.
-Hijo, ¿Tomarás el desayuno?- me pregunta mi nana.
-No, tengo algo que hacer.
-Oh no, tienes que llevarme a la escuela, no quiero llegar tarde mi primer día.
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La voz de tu corazón (#1 Trilogía De Corazones Infelices)
Romance|COMPLETA| "Sí el amor es verdadero, pueden pasar siglos y seguir intacto." Dos amigos inseparables de la infancia se separan por asuntos familiares; sin embargo, cada uno vive con la esperanza de volverse a encontrar, aunque sea en los sueños del o...