Capítulo 47

447 55 4
                                    

*Cinco meses después*

—Tiffany, ¿cómo debería decirle a una niña que me gusta? —pongo una mano en mi mentón, pensativa.

—Puedes empezar por hablarle de lo linda que es o de lo feliz que te sientes con sólo verla. —él asiente, pensando al igual que yo— ¿Por qué? ¿Hay alguien que te gusta? —su mejillas se vuelven rosadas, e hizo que su frágil rostro se volviera aún más tierno que antes.

—Pues... Sí. Ella es tan linda, parece un ángel caído del cielo... —sonreí al escucharlo hablar así, pero más me alegre al escucharlo más feliz que antes— ¿Sabes qué haré?

—¿Qué? —pregunto emocionada.

—Cuando salga de aquí iré directamente a su casa y le diré lo que siento. —sonríe orgulloso, yo le aplaudo con emoción.

—Así se habla, yo te voy a acompañar.

—¡Ay no! La vas a asustar. —le doy un leve golpe en su hombro, jugando.

—¿Y cómo se llama? —él se rasca la nuca nervioso.

—No lo sé. —me llevo una mano a mi frente— Yo la llamo Ángel. —me río.

Al menos ese era un nombre pasable para aquella niña con identidad desconocida para nosotros. ¿Ella sabrá sobre Liam? Espero que sí. Me emociono tanto al ver a los niños interactuando entre ellos.

Hemos pasado cinco meses aquí encerrados, en el mismo lugar donde encontré a Liam casi muriendo. Y es que el frío se vuelve cada vez más feroz estos días, cada vez más difícil de soportarlo. No había perdido la cuenta del todo, pero por las intensas temperaturas, creía que la navidad estaba cerca, o tal vez Año Nuevo. Sólo esperaba que mis creencias fueran ciertas, y que no hubiera pasada más tiempo del que había podido contar.

Cada día me acostumbré a estar encerrada, bañarme, comer, jugar o hablar con Liam el resto del día. Se ha vuelto cómo una rutina para nosotros. Una rutina controlada por personas que te fuerzan a hacer las cosas aunque no lo quieras.

No nos han vuelto a maltratar, ¿la razón? Pues no la sé, y quisiera saberla.

A Bryan no lo volví a ver desde aquella propuesta extraña la cuál negué rotundamente, tal vez estaba borracho o tomado.

Nunca más supe de mi padre o mis amigos, lo que me parte el corazón ¿Tan rápido se cansaron de buscarme? O tal vez fue en serio que no fui más que otra persona pasajera en sus vidas, y esta situación era muy conveniente para todos, menos para mi.

—¿Qué vamos a hacer para salir de aquí? —Liam me saca de mis pensamientos.

—Aún no lo sé... —suspiro. No tenía idea de qué hacer al salir de aquí, ni siquiera sabía si íbamos a salir de aquí— ¿Tú tienes alguna idea?

Aunque mis pensamientos eran un poco negativos, no quería pasarle esa negatividad a Liam. Él seguía teniendo una vida por delante, y no quería que se rindiera.

—Lo he pensado y la única forma de salir de aquí sin que nos atrapen en el intento es... —le miré con atención ante aquella pausa que traía inquietud de alguna manera al ambiente— quemar el lugar.

Pongo los ojos en blanco al instante.

Aunque no es una mala idea después de todo. Había tal vez un 45% de probabilidad de salir creando un incendio,  y había un 55% de probabilidad de morir calcinados. ¿Cómo es que se le ocurre estas locas ideas?

—¿Y cómo haremos eso? Ni siquiera tenemos encendedor.

—No lo sé aún. —voltea a ver al suelo— Espero salir de éste lugar antes de navidad, ¿Crees que me sigan buscando?

La voz de tu corazón (#1 Trilogía De Corazones Infelices)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora