Capítulo 50

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—Tiffany... —de la nada, ella alcanza las llamas del fuego, consumiendola.

—¡Mamá! —trato de ir a ella, pero el fuego me lo impide.

Me quedé parada, viéndola simplemente con lágrimas en mis ojos. Las llamas no parecían afectarle en absoluto. Seguía con aquella brillante sonrisa, aún extendiendo sus brazos.

A mi lado, una pequeña mesa de noche ardía en llamas. Mire una vez más a mi mamá, quien no se había movido ni un centímetro. Volví mi vista hacia aquella mesa, y asentí para mi misma antes de proceder.

Llevé mi mano hacia aquella llama, que cada vez crecía más, convirtiendo aquella mesa en cenizas. Quité mi mano rápidamente apenas tocó la llama. Mi palma empezaba a ponerse roja, sin embargo, no me importó. Seguía confundida.

¿Por qué a ella no le molestaba el fuego?

Alguien me toma por el brazo, alejándome de mi madre y de el fuego, sin haberme dado cuenta, estaba a un paso de las llamas me alcanzaran.

—Tiffany ¿Qué haces? —aparto la vista de mi madre para ver a Liam— ¿A quién le hablas?

Vuelvo a voltear a ver a mi madre nuevamente, pero ya no estaba.

—Mi mamá estaba ahí. —digo en un hilo de voz, señalando con mi dedo índice el lugar donde la había visto apenas unos segundos.

—Tiffany ahí no había nadie.

Ya decía yo que era mucho cómo para ser real. No me explico cómo pude escuchar su voz claramente. Era ella, lo puedo asegurar.

Me toma de los brazos para retroceder unos pasos, mis piernas aún no trabajaban bien, por lo que me enredé, y caí débilmente al piso.

—Espera. —desaparece entre el fuego.

Aún me sigo preguntando si en verdad vi a mi madre o sólo fue una ilusión. Nunca, ni en mis sueños la había visto, la sentí tan cerca.

Perdida en mis pensamientos, siento algo caer sobre mis hombros, dándome protección y un poco de calor. Incluso me cubre las últimas partes de mi ropa que quedaban, evitando que mi cuerpo quede al descubierto y que no llegue mucho el frío del invierno.

—Hay qué salir de aquí. —me toma de la mano para ayudarme a salir de ese cuarto, que ya estaba repleto de humo negro y llamas.

Caminar se nos hacía dificultoso, debido a la falta de oxígeno. Liam no paraba, y de vez en cuando tenía que jalarme para que yo pudiera seguir.

Cerraba los ojos con fuerza, ya que el dolor y el mareo me estaba consumiendo. Sabía que si paraba, Liam también lo haría, y no podría salir de aquí a tiempo. Aunque no creo que nos quede mucho tiempo aquí, las cosas se empiezan a caer y en poco tiempo este lugar puede colapsar, y nosotros aún estábamos en el segundo piso.

Vuelvo a voltear a ver atrás, sin dejar de caminar rápido. Mi madre es muy hermosa, tiene mucho parecido a mi en lo físico, me pregunto si en el interior se parecerá a mi.

*Narra Emma*

—Mamá, ¿en dónde está Tiffany? —deja su teléfono de un lado para verme.

—¿Para qué quieres saber? ¿Te preocupa? —ruedo los ojos

En estos cinco meses que la muda no ha estado, Jay se comporta muy extraño. Ya ni siquiera habla conmigo para preguntar cómo estoy. Todos habían cambiado, incluso mi papá. No hablaba, no comía o dormía. Me cuestionaba cómo era posible que él siguiera vivo a pesar de no hacer las necesidades más importantes de un ser humano.

La voz de tu corazón (#1 Trilogía De Corazones Infelices)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora