Capítulo 21

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*Narra Tiffany*

—Hoy te dan de alta. Me iré primero, no llegues tarde a casa y quiero la cena lista ¿Entendiste?

—Si, señora Amelia. —ella se va de la habitación, por fin.

Me levanto y voy al baño a cambiarme, limpio todo lo de la habitación y voy a recepción a firmar unos papeles. Se los entrego a la señorita de recepción con media sonrisa.

—Eso es todo, ya te puedes ir. —asiento antes de irme.

Me dirijo a las gradas de emergencia, ni loca me vuelvo a subir a un ascensor, prefiero sudar y subir gradas. Cuando llego al piso deseado, me aventuro por los pasillos buscando con la vista Habitación 589, ahí está, me acerco. Cuando estoy por abrir la puerta, está lo hace sola, dejando ver a la mamá de Alex tratando de salir. Me aparto para que ella pueda pasar, no puedo ni verla a los ojos de la culpa y vergüenza.

Bajo la mirada, pero ella me sorprende con un efusivo abrazo.

—¡Hola, Linda!

Sonrío de lado antes de decir suavemente—: Hola.

—Vamos no estés triste, no es tú culpa. —se deshace del abrazo y cierra la puerta de la habitación de Alex por detrás de ella— ¿Me acompañas? Voy de salida y quiero hablar contigo ¿Puedo? —asiento, ella sonríe y empezamos a caminar.

Nos dirigimos al ascensor pero niego con la cabeza antes de siquiera entrar. Ella me voltea a ver un poco confundida.

—¿Quieres ir por las gradas? —asiento— Está bien. Vamos.

—Lo siento. —digo mientras caminamos hacia las gradas de emergencia.

—No te preocupes, ya necesito un poco de ejercicio. —sonríe y empezamos a bajar las gradas— Mi hijo me contó que casi no hablas, pero que te considera una excelente amiga, así cómo a Alejandra. —¿En serio dijo eso?—. Te diré la verdad... Él tuvo una infancia dura y pocas veces sonríe o se divierte con sus amigos. Desde que se juntó con Alejandra y contigo lo noto más feliz, sé que cuándo él se sienta confiado te tratará cómo a su hermana menor, aunque siento qué ya lo está haciendo. —se ríe y llegamos al último piso, espero a ella, ya que se ha quedado sin aire— Tengo que tomar las gradas más seguido. —se ríe de sí misma antes de seguir caminando.

¿Él tiene una hermana menor? Tal vez algún día la conozca. Dicen que los hermanos son diferentes en personalidad, pero que tienen el mismo corazón los que se crían juntos. No dudo en que su hermana será igual de amable que él.

—No soy la indicada para contarte lo qué ha pasado sobre él. —continúa— Aveces hace cosas extrañas, por una razón, él te lo dirá pronto... ¿Te puedo pedir un favor? —asiento, su sonrisa se hace mucho más visible—, Cuida de Alex por favor, ya no podré hacerlo y no sabes cuánto me duele dejarlo. Siento que eres la indicada para hacerlo entender las cosas de otro punto de vista... Tal vez ahora no entiendes pero luego sabrás por qué te lo digo. —coloca su mano en mi hombro y paramos antes de llegar a la salida— Estaría muy agradecida sí haces eso.

—N-no se preocupe...

—Gracias. —me abraza una vez más, yo le correspondo el abrazo— No tengas miedo de hablar, tu voz es muy linda y te puede salvar de muchas cosas. Regresa a lo que ibas a hacer allá arriba. Cuídate mucho ¿sí? Y muchas gracias por todo.

Ella me voltea a ver una vez más y camina a la salida, sus pasos se debilitan y tiene que apoyarse en la pared. Me apresuro y la tomo del brazo para que no caiga.

—¿E-está bien?

—No le digas a Alex...- cae en mis brazos, Dios ¿Qué hago?

La dejo sentada y corro hacía el guardia que está cerca, le hago señas y él llama a los doctores y se la llevan.

La voz de tu corazón (#1 Trilogía De Corazones Infelices)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora