Las vacaciones habían llegado y durarían un mes, y no sólo unas semanas como las de invierno, eso me ponía algo triste, no te vería por muchísimo tiempo, pero con mi práctica implacable de observación, había memorizado cada parte de tu rostro, desde tus cejas, hasta el lunar en tu mejilla y esos labios que al ser gruesos, se veían lo más curiosos posible, tu cabello negro y el tono exacto de tu piel, que variaba de entre un tono café crema, como el chocolate con leche que solía tomar por las mañanas.
En ocasiones me recostaba en el suelo de mi recamara, observaba el techo color blanco y podía imaginar con mis manos cómo se podrían dibujar los pliegues de tu rostro y me ponía a pensar qué colores quedaría perfectos con mi obra de arte.
Escuchaba música por las tardes y no podía evitar encontrarte en cada letra, sentirte en cada ritmo y soñar despierta que bailabas a mí lado, era lo más normal.
Hay cosas que no es necesario,
Qué alguien más te enseñe,
Yo sola,
Aprendí a quererte,
Y a mirarte, solo con amor.
Yo sola,
Imaginé el futuro a tu lado, sin dolor
Yo sola
Dibuje los personajes,
De está historia de amor
Yo sola, hice todo eso,
Pero si es necesario
Qué yo te enseñe
Te enseñaré a ti, a quererme.No eran nada buenos mis poemas, pero eran todos para ti.
Solo para ti ...