En ocasiones podía ser bastante supersticiosa y siempre he creído todo lo que me cuentan los demás y esa vez no iba a ser la excepción.Un señor se acercó a mí con muchas pulseras artesanales con la figura de varios animales, había elefantes, peces, leones y demás sin embargo a mí me llamo más la atención una pequeña mariposa negra y el señor se percató de mi interés.
–Las mariposas son un animal muy ligero como el alma de los humanos, en mi pueblo natal estaba prohibido matarlas, pues se decía que en cada mariposa se guardaba el alma de una persona, ya sea si está se encuentra viva o muerta y en la cultura japonesa se dice que cuando alguien fallece reencarna en una mariposa y puede cruzar al mundo de los muertos y al mundo de los vivos
–¿Y la pulsera que representa?– pregunté y el señor me miró como si la respuesta fuera demasiado obvia
–Guarda tu alma, si la usas por todo un día y después la regalas a alguien más, en la pulsera aquella persona, estará cargando tu alma y si esa persona usa todo un día la pulsera y te la regresa, estará dándote su alma adentro de la mariposa.
–¿Si Funciona? –no puedo creer que lo pregunté
–Si no sirve te regreso tu dinero–
Ya lo sé, soy muy fácil de convencer pero pensar que mi alma estaría acompañándote siempre me gustaba.
Te regale la pulsera, pero jamás te dije para que erá en realidad, tal vez era demasiado caprichoso para mí el querer que llevarás mi alma a todos lados, o quizá me sentía demasiado grande para creer en esas cosas.
–¿Y para qué es?– preguntaste mientras te ponia la pulsera.
– Para la buena suerte– dije yo y rei para mí, porque ahora te estaba regalando mi alma y mi ser.
-¿Y si no funciona?– cuestionaste riendo.
–Me regresan mi dinero... –