La maestra de literatura española nos pidió escribir un poema para leerlo en clase, recuerdo perfectamente que fui de las primeras en pasar al frente.
Déjame demostrarte, cuánto soy capaz de querer,
Acepta que te de mi alma y la mitad de mi ser,
No te das cuenta, de lo que me haces sentir
¿O tal vez, no significo nada para ti?Ya no puedo callar,
Aunque no te guste me escucharás
Hoy, diré que te amo,
Lo gritaré al viento,
Y que con un susurro,
El te lleve mi secreto.Te miré, mientras todo el grupo me aplaudía, aplaudiste lento y me miraste, tú sabías que era para ti y yo entendía que ya supieras la verdad, tus ojos estaban serios, igual que los míos.
Caminé lento, pero con pasó firme y tomé asiento.
En esa ocasión hablamos sin necesidad de usar palabras, hablamos con la mirada y con el corazón.
.......
Sabías que no había besado a nadie, y en una ocasión tu preguntaste.
—¿Por qué no besas a uno de nosotros?
Mis mejillas se pusieron rojas y pensé en ti.
—¿A quién me recomiendas? — respondí yo con una mirada inquisitiva levantando la ceja
—¿Qué tal a Gael o a Villanueva?—preguntaste tú
Querías que besara a alguien más, así que te iba a seguir el juego, porque tu querías jugar y no te iba a dejar ganarme.
—A Villanueva—respondí y tus ojos se clavaron en los míos.
Llamé a Villanueva y le dijiste que me besara, cuando me acerque a él de broma, hablaste.
—Bueno, Julia no es necesario que lo hagas, Villanueva ya vete, está todo bien, solo estábamos jugando.
Mire a Villanueva y ambos sabíamos que no lo haríamos, él entendía mi amor por ti y yo agradecía mucho su ayuda, sin esos chicos no sé qué hubiera sido de mi, le dedique una última mirada de agradecimiento y sonreí.
No besé a nadie ese día, tú no me dejaste y mi corazón tampoco.