Lo lamento, realmente no debí decirte "te amo" creo que fue algo impulsivo de mi parte, no quería forzarte a responder igual, si tú algún día me lo decías, debía ser porque es lo que estabas sintiendo y no porque te sintieras obligado.
—No quiero que me digas que me amas si no lo sientes, por favor no lo hagas —
Eso fue lo que te dije en un descanso, pero jamás mencioné que yo podría pasarme la vida intentando que tú lo sintieras.
Los días pasaban sin siquiera notarlo y abril junto a las vacaciones de semana santa ya estaban en puerta.
Era viernes, el último día antes de vacaciones y ya era el día de la fiesta de Daniela, llegue totalmente tarde y entonces te miré te encontrabas del otro lado de mi mesa, cenamos tranquilamente entre miradas furtivas de ambos.
Mi vestido era rojo, y aunque no me gustaba mucho, no me veía tan mal.
Terminando la cena, te acercaste a mí, comenzamos a hablar de cosas bastante triviales, nos reímos y después sonó la música, era lenta y nos miramos, una y otra vez tomaste mis mejilla y me besaste, entonces se paró el tiempo.
Fue un beso tan largo que nos quito el aire y a mí casi me quita la vida de la impresión.
Nos separamos poco a poco, pero aún con tus manos en mis mejillas y mirandome a los ojos, lo dijiste
—Te amo Julia —
—Yo también te amo— respondí
Nos besamos de nuevo, realmente no sé que nos sucedió esa noche pero en verdad no podíamos separarnos a veces me pregunto si es posible sentir más ansiedad y desesperación por estar con alguien, como la que tú y yo llegamos a experimentar esa noche.
Llegué a mi casa ya tarde, cuando encontre un mensaje tuyo en mi teléfono.
—Te amo Julia y jamás me arrepentiré de mi decisión —
Lloré de la alegría y por esa noche dormí deseando poder besarte de nuevo, aunque fuera en un sueño.