LUCE*
-¿Qu... qué haces aquí?.-
-¿Eso es lo único que se te ocurre decirme?
-Daniel, no me lo puedo creer, te he echado mucho de menos.- Le abracé tan fuerte que oía su respiración entrecortada por la falta de aire.
No sé qué hacía allí en ese momento, en el coche de Marc o directamente en el pueblo pero me alegraba de ello.
-Yo también, Luce.- Respondió mirándome fijamente con esos ojos azules que tanto me gustaban.
Me acurruqué en su hombro y creo que me quedé dormida porque solo recuerdo a alguien cogiéndome en brazos y llevarme escaleras arriba.
-Ya hemos llegado...- Dijo alguien susurrando.
-Abrí los ojos lo poco que pude de lo cansada que estaba y vi a Daniel sentado a mi lado en la cama de una habitación que no recordaba.
-¿Dónde...?-
-En casa de Marc.- Respondió Daniel antes de dejarme terminar la frase.
-Quédate por favor.- Le dije y sin decir nada se acomodó a mi lado, me dio un beso en la frente y me abrazó con fuerza.
El calor que desprendía su cuerpo, su respiración sobre mi nuca serena sin nerviosismo y esos brazos musculosos en los que nunca me había fijado ni dado importancia hasta ahora me daban tranquilidad y a la vez me ponía nerviosa, pero lo que sé es que iba a dormir muy bien.
Noté que alguien me agarraba de la muñeca y me desperté sobre saltada.
Daniel aún dormía a mi lado y cuando mis ojos consiguieron acostumbrarme a la oscuridad reconocí que quien me agarraba de la muñeca era Marc.-Vamos.- Dijo tirando de mi.
-¿A dónde?.- Respondí medio dormida.
No respondió, solo me cogió en brazos y me sacó de la habitación dejando a Daniel allí dormido.
Entró a otra habitación conmigo y me tumbó en la cama.-Serás mi mujer no la suya, acostúmbrate a dormir conmigo no con él.- Dijo algo molesto, se le notaba en la voz.
Encendió la lámpara de la mesita y pude ver su cuerpo bien cuidado, estaba más fuerte que Daniel y solo llevaba unos boxer color negro de Calvin Klein. No pude evitar mirar abajo y me puse roja, me tapé la cara e intenté no mirar.
-Ponte algo pervertido.- Dije avergonzada.
-¿Pervertido? Mira que me han dicho cosas medio desnudo pero, ¿pervertido? Es algo nuevo jajajajaj.
Se reía y me gustó, tenía una risa bonita y una dentadura perfecta (lo que hace el dinero), su sonrisa dejaba ver dos hoyuelos en su mejilla y pequeñas arrugas en el rabillo de los ojos que no eran feas, le hacían muy sexy.
-Ponte algo.- Volví a decir. No me molestaba que estuviese así, al contrario me gustaba y mucho, pero no podía verle así.
-Véte acostumbrándote, serás mi mujer.- Dijo metiendose en la cama.
Me quedé en blanco y no supe que responder y mira que eso es difícil en mi.
Mientras pensaba en algo que podía decirle me agarro de la cintura y me llevo hacia él, me pegó mi espalda con su pecho y me agarraba con fuerza con su brazo marcado como si no quisiera que me escapara.No sé qué manía tenían los chicos en echar su aliento en mi nuca pero me gustaba, me ponía nerviosa.
El corazón me iba a cien y sentía que mis mejillas quemaban y se iban poniendo rojas.-¿Tan nerviosa te pongo?.- Dijo susurrándome en el oído lo que hizo que mi piel se erizara y un escalofrío recorriera todo mi cuerpo desde el último pelo de mi cabeza hasta la punta de los pies.
-¿Un pervertido me va a poner nerviosa?.- Dije con un zasca en la boca. A este juego no me va a ganar.
-¿Crees qué soy un pervertido? No sabes lo que haría un pervertido.
Antes de que pudiera reaccionar estaba encima de mí sujetándome las muñecas con sus manos.
-Suéltame.
-¿No decías que era un pervertido?.- Me preguntó con cara de malicia y divertido.
-S...- Me besó. Antes de que pudiera decir algo me besó. No sé qué manía tienen todos de no dejarme terminar las frases.
A diferencia de los besos de Daniel, suaves y delicados como una nube, los de Marc eran fogosos, con fuerza.
Me mordía el labio y me recorría cada parte de mi cuerpo con besos. Me quitó la camiseta y me quedé en ropa interior mientras yo le quitaba el boxer, lo que hizo que no tardara en quitarme lo que me quedaba de ropa y quedarnos desnudos uno junto al otro.-Eres preciosa.- Me dijo al odio mientras me besaba el cuello cada vez con más ganas.
Notaba como los músculos de sus brazos se contraían con fuerza y me agarraban del pelo acariciandolo.
Se acercó cada vez más a mí y cuando iba a introducir su miembro en mi no pude seguir.-N... no puedo.- Dije con la respiración y el corazón aún acelerados.
-Tengo protección no te preocupes.
-No es eso Marc.- Dije apartando su mirada de la mía. No podía mirarle, me daba vergüenza.
-¿No te gustó? Se veía que disfrutabas.-
-Marc no es eso, ¿vale?. Es que yo... esto es nuevo para mi.-
-¿Eres virgen?.- Dijo con cara de asombro mientras se separaba un poco de mí para poder verme.
-¿Tan sorpréndete parece? Que te has creído que soy.-
-No sé... con tu edad muchas chicas ya...-
-Pues yo no.- Respondí algo cabreada e intente quitarle de encima.
-Me lo hubieras dicho tonta.- Se quitó de encima y se puso a mi lado, me agarró de la cintura como antes y me dio un beso en la cabeza.
-Buenas noches Luce.-
-Buenas noches Marc.- No me podía creer que por un calentón iba a perder mi virginidad con él.
Estaba muy cansada de todo lo que había pasado y más aún con el numerito de ahora por lo que no tardé más de 5 minutos en dormirme.
DANIEL*
Por fin Luce estaba a salvo en el coche directa a casa. Echaba de menos esos ojos color miel verdosos y su pelo negro que le llegaba por debajo de los hombros pero no del todo a la cintura.
La miraba sin parar, no podía perderla otra vez, no iba a permitirlo.-Luce...- Le dije agitándola un poco, se había quedado dormida.
-Ya hemos llegado...- La dije agitándola otra vez pero solo abrió los ojos un poco y volvió a cerrarlos acurrucándose en mi hombro.
La cogí en brazos y la llevé a la planta de arriba. Mientras Marc hablaba por teléfono busqué en una de las miles de habitaciones y la tumbé en la cama.
-¿Dónde...?- Preguntó pero yo respondí antes de que terminara la frase pues ya sabía lo que me iba a decir.
-En casa de Marc.- Respondí para tranquilizarla.
-Quédate por favor.- Me dijo y sin decir nada me acomodé a su lado, le di un beso en la frente y la abracé con fuerza.
No podía perderla, no otra vez, después de todo algo había despertado en mi esa alocada morena de rizos con piel dorada por el sol.
En menos de diez minutos se quedó dormida y en poco también yo.
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Casada con un Demonio (+18) [EDITANDO]
Lãng mạnEn vísperas de su mayoría de edad, una joven es forzada por su padre a casarse con un hombre rico y misterioso, apodado como "el demonio" por sus ardientes pasiones y su imponente reputación. Atrapada en un torbellino de deseo y traición, se ve arra...