LUCE*
Enfadada todavía por la encerrona, me dediqué a pasar la tarde preparandole una sorpresa al demonio.
Deambulé por la casa (no sin antes poner los 40 urban en la tele y encender los altavoces a tope) en busca de las tarjetas de Marc y recordé que todas sus cosas las guardaba en su despacho. Por suerte no había echado la llave.
Entré sin problemas debido a que todos los guardias custodiaban las entradas y salidas de la casa para evitar que me escapara. Busqué en los armarios, cajones, libros, mesa, caja fuerte (contraseña que me sabía por haberle estado espiado) y allí estaban, seis preciosas tarjetas doradas lucían brillantes en esa caja.
Mis ojos se abrieron como platos, pero recordé que tenía que seguir con mi plan.¡Coge una y vamos!
Subí a mi habitación más feliz que una perdiz, me tumbé en la cama, cogí su portátil y me puse a indagar por la web.
Compré un vestido de marca para la noche, encargué comida de lujo y por último el postre... ¡Laxantes! Terminé de pagar todo con esa hermosa tarjeta sin fondo y me fui a dar un baño a la piscina. Aunque ya estábamos entrando en otoño, por suerte esta mansión disponía de una piscina climatizada. Así que cogí mi bañador (el más bonito que tenía aunque no me iba a ver nadie) me cambié y me fui a dar un chapuzon.
El agua templada se sentía tan bien para mi cuerpo. Yo que soy friolera y vivo envuelta en una manta, esa temperatura era la ideal para mi. Me hice unos largos y después me puse a bucear en ese agua cristalina. Cuando decidí sacar la cabeza del agua para no ahogarme, un guarda entró por la puerta.
-Señor, está en la piscina.- Dijo el guarda aún sofocado.
-¡Pásamela!- Se oyó en una voz de fondo.
Antes de que el guarda se acercará a darme el móvil, le hice una seña para que esperara a que me secara. Salí del agua por las escaleras y fui a por la toalla.
-No la mires.- Se oyó de nuevo. Así que el diablo al teléfono... Vamos a hervirle un poco la sangre.
Me quedé parada y miré al guarda que sujetaba el móvil en altavoz.
-Señor, no puedo coger la toalla por que estoy demasiado mojada y me puedo caer.- Dije con cara de chica buena.
Este miró el teléfono y luego fue a por la toalla, cuando la trajo de vuelta se oyó un grito.
-Si la tocas te corto las manos.- Dijo Marc al otro lado. El guarda dejó la toalla y el móvil encima de una butaca y salió corriendo.
Aburrido...
Me envolvi en la toalla, me tumbé en la tumbona y cogí el teléfono de prepago.
-¿Si?- Dije haciéndome la tonta.
-¿Te lo pasa bien cariño?- Dijo en un tonto cariñoso.
-De maravilla.- Dije terminando de secarme con la toalla. Aún se podía oír la música y me puse a bailarla. Sonaba: "Hawaii" de Maluma.
-¿Vendrás a cenar?- Pregunté haciéndome la tonta.
-Claro, un beso.- Respondió risueño. ¿Qué le tendría tan contento? ¿Tenerme encerrada? Te va a salir caro estar conmigo.
*Fin de la llamada.*
Tiré el teléfono a la piscina y me fui a la habitación a cambiarme. Me sequé bien los pies antes de salir de allí para evitar un accidente de los míos.
Aún eran las siete de la tarde y las cosas no llegaban hasta las nueve. Así que abrí el armario y me puse de nuevo cómoda. Pasé por la cocina en busca de palomitas y encontré una bolsa para hacer al microondas, lo abrí y le puse unos minutos. Cuando terminó de sonar los pop de las palomitas abriéndose, apagué el micro y saqué la bolsa. Eché las palomitas con cuidado en un bol para estas y me fui a ver Netflix a una sala de cine que tenía Marc.
Me vi dos capítulo de Lucifer, la temporada 5 y después me fui a indagar por la casa. Sin saber por qué acabé en la habitación de Victoria. Estar allí me hizo sentir melancolía y tristeza... Echaba de menos a mi pequeña y por desgracia aún no había podido disfrutar esa habitación con ella. Estaba hecha para una princesa, para mi princesa.
DIN, DON.
El timbre me sacó de mis pensamientos. Miré el reloj asustada pensando en que era Marc, pero me di cuenta que aún eran las nueve.
¡MIS COMPRAS LLEGARON!
Bajé corriendo o más viendo saltando las escaleras de dos en dos por las ganas de preparar todo y abrí la puerta principal.
Pero... No había repartidor, solo unos guardas con los paquetes encima.
-¿Dónde está mi repartidor?- Pregunté mirando a fuera en busca de alguien en uniforme y con una furgoneta.
-Se ha quedado fuera, señorita. Nadie tiene permitido entrar sin el permiso del señor.-
-Pero no he firmado...-
-Ya he firmado por ti.- Dijo sin aún dejarme terminar la frase. Sin importarme mucho (pues lo único q yo quiero son los paquetes) les indiqué que metieran todo y lo dejasen en el salón.
-Gracias.- Dije cerrandoles la puerta para quedarme sola y poder empezar con mi venganza.
Lo primero de todo preparé la mesa con velas, flores, copa de vino y luces chill out en el jardín. Después guardé la comida y me fui a vestir.
El vestido venía en una caja negra y un lazo dorado. Al abrirla este estaba envuelto en papel de seda dorado. Me lo probé junto a unos tacones dorados a juego que había en el vestidor y me peiné.Quedó así:
Un poco de maquillaje y listo. Miré el reloj y ya eran cerca de las diez, recogí todo y bajé al salón a buscar la comida. Coloqué todo el su sitio, quité la música y esperé a que Marc llegara.
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Casada con un Demonio (+18) [EDITANDO]
RomanceEn vísperas de su mayoría de edad, una joven es forzada por su padre a casarse con un hombre rico y misterioso, apodado como "el demonio" por sus ardientes pasiones y su imponente reputación. Atrapada en un torbellino de deseo y traición, se ve arra...