LUCE*
El odio podía conmigo. La sensación de haber perdido a una persona tan importante para mí como lo era mi mejor amigo, me desgarraba por dentro. Una vida, una vida entera a su lado y ahora... Ahora ya no está. Tantas promesas, tantos recuerdos, tantos planes de futuro, momentos, abrazos, palabras... Tanto dolor y vacío.
De pronto, una sensación de tristeza y soledad invadió mi corazón. Las lágrimas comenzaron a brotar de mis ojos y caer por mis mejillas.
El odio, la rabia, la tristeza... Un acumulo de tantos sentimientos y a la vez nada (un estado apático podría decirse).
-Luce, Luce.- Una suave voz de fondo me llamaba, pero yo no quería contestar. Las lágrimas, que aún caían por mis mejillas, se juntaban en la barbilla para después terminar de caer a mis manos, que se encontraban cruzadas sobre las rodillas.
Me encontraba allí sentada, en una cama de una habitación que ya conocía. La habitación de “mi marido".
Mis ojos que aún permanecían abiertos y llorosos contemplaban la habitación, mientras mi mente aún seguía reviviendo mi vida con Daniel. Estaba pero no estaba.
-Luce, contestanos.- La voz de fondo que se volvió a escuchar fue más ronca que la anterior. Al parecer me encontraba con más gente.
Dejé de llorar, pero aún notaba lágrimas entre las pestañas, así como las gotas de rocío mojan las hojas por la mañana.
Un dedo áspero acarició una de ellas dejando caer las pocas gotas que quedaban. Abrí los ojos de nuevo y en frente mía se encontraba Marc.Sus ojos mostraban compasión pero su mandíbula tensa me decía que aún seguía enfadado por algo (seguramente por mi culpa).
-¿Por qué no contestabas?- Preguntó sin retirar su mirada penetrante de mi. Sus ojos color café se clavaban en los míos.
-Debe de haber pasado por un estado de shock debido a alguna situación traumatica.- Dijo el doctor que me atendió en el hospital.
-Pueden irse todos. Quiero hablar con mi esposa.- Marc se puso de pie y se impuso como dueño de la casa. Todos los presentes (el doctor y algunos sirvientes) se retiraron de forma inmediata.
-No la presiones.- Dijo el doctor guapo antes de salir y cerró la puerta.
Otra vez solos, en esa habitación que me traía tantos recuerdos, casi todos obscenos.
-Todos tenemos un pasado, todos sufrimos por algo, así que espabila y no me traigas problemas.- La voz de Marc sonó quebrada al decirlo, como si le doliera más decirlas a él que escucharlas yo.
-Yo no tengo culpa de tu pasado, pero tú si del mío.-
Tras decir esas palabras la cara de Marc cambió totalmente. Sus ojos, que parecían pensativos y nostálgicos se tornaron oscuros y vacíos. No podía ver a través de ellos, nadie podría hacerlo. Daba miedo, daba mucho miedo. Las piernas me empezaron a temblar y las manos se me pusieron pálidas y sudorosas. Sabía lo que estaba por venir.
Sin tiempo para reaccionar, Marc se abalanzó sobre mí y cuando quise darme cuenta ya lo tenía encima.
-Me haces daño...- Dije con una mueca de dolor en mi cara. Él agarraba mis muñecas con tanta fuerza que parecía que estás fueran a romperse. Sabía que me dolía, podía verlo en mi rostro. Sin embargo, apretaba más fuerte.
-Ahh...- Un pequeño grito salió de mi boca. No pude evitarlo, cada vez me hacía más y más daño.
-¿Acaso no te he tratado bien? ¿No te he consentido? Te he dado todo lo que cualquier mujer pudiera desear y aún así, haces las cosas difíciles. Estoy muy irritado en este momento y no necesito que me tengas que enfadar aún más. ¡Obedeceme!- Esa última palabra resonó en mi cabeza. ¿Acaso se pensaba que era su mascota?
El dolor de las muñecas aumentaba y Marc no parecía dispuesto a soltarme. Él no era así, ¿qué le tenía tan irascible?
-Marc yo... ¡Llamaré a tu padre!- Seguro que si le amenazaba con eso me soltaría.
-¿Padre?- Marc frunció aún más el ceño y apretó mis piernas entre las suyas. Cada vez me sentía más acorralada y empezaba a ponerme nerviosa. No era algo nuevo estar en esa posición, pero esta vez era distinto. No podía ver más allá de Marc.
Se quitó la corbata con una mano aún sujetando mis muñecas con la otra y me ató al cabecero de la cama.
-¡Te estás pasando!- Dije forcejeando.
-Esto no es nuevo para ti. Tenemos una hija, ¿lo recuerdas?- Su tono de voz sonó a burla como si no le importara lo más mínimo. Era un objeto ahora mismo.
-Marc, por favor...- Las cosas habían cambiado entre nosotros... Ya éramos una pareja feliz. ¿Por qué me haría esto?
-No lo pienses demasiado. Eres mi mujer, recuerda que tenemos un trato. Ahora me perteneces hasta que me canse de ti.- Ya sabía que nuestra relación empezó siendo un contrato, pero pensé que se había enamorado de mí. Pensé que ya éramos una familia con nuestra bebé y que nos casariamos y seríamos felices, pero me equivocaba. Siempre he sido un objeto para él, todo ha sido fingido por el maldito contrato.
Marc me acariciaba el muslo por debajo de la falda mientras me besaba el cuello. No había dulzura en sus besos, sus caricias eran ásperas y frías. Comenzó a desabotonar mi camisa y apretar mis senos con aún más fuerza. Me hacía daño, lo estaba pasando mal, pero solo podía morderme la lengua y callar. Él tenía razón, yo solo era un contrato.
Estaba loca pensando que podría cambiar al diablo.
-¿Acaso no te gusta cómo te toco?- Preguntó acercando sus labios a mi oreja para despuésmorderla.
-Auch.- Sus manos recorrían con fuerza todo mi cuerpo, cada centímetro de mi piel era manoseada por él sin cuidado. Parecía un trozo de carne a sus ojos.
-Me pones mucho pequeña.- Dijo quitándome las bragas. Él no tardó en desabrocharse el cinturón y bajarse un poco el pantalón. Aún tenía los calzoncillos puesto, pero podía notar el roce de su pone sobre mi pierna. Se fue acercando hasta tenerla debajo de mi falda y, entonces, se bajó le calzoncillo y la acercó.
Me mordí la lengua lo más fuerte que pude y rompí a llorar en silencio. El hombre en el que había puesto toda mi confianza y del cual me había enamorado iba a violarme. Cerré los ojos y dejé que todo pasara lo más rápido posible, pero Marc no la metió. Al abrir los ojos se encontraba sentado al borde de la cama con la cabeza entre las manos.
-Lo siento...- Dijo con la voz quebrada. Se levantó, pero antes de abrir la puerta me miró. Sus ojos llenos de lágrimas suplicaban perdón por lo que había o iba a hacer. Yo sólo desvíe la mirada hacia otro sitio y esperé a que se fuera.
El diablo siempre seguirá siendo el diablo...
![](https://img.wattpad.com/cover/145879198-288-k856924.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Casada con un Demonio (+18) [EDITANDO]
RomansaEn vísperas de su mayoría de edad, una joven es forzada por su padre a casarse con un hombre rico y misterioso, apodado como "el demonio" por sus ardientes pasiones y su imponente reputación. Atrapada en un torbellino de deseo y traición, se ve arra...