LUCE*Arrinconada y atada en la cama, aún me temblaban las piernas. Ese desecho de hombre siempre me hacía lo mismo, me daba un rosa sin quitarle las espinas.
Agradecía que se hubiera ido de la habitación, pero...
¡Aún sigues atada! Me recordó mi conciencia.
Debí pedirle que me soltara y luego ya podía irse.
Forcejeaba para intentar soltarme, pero la corbata estaba muy apretada. Cuanto más fuerza hacia más me dolían las muñecas.
Estoy cansada... ¿Estará nana en casa?
-Nanaaaa.- Grité a pleno pulmón, pero no había respuesta.
Me veo en esta cama el resto de mi vida (es lo que pensaba hasta que la puerta se abrió).-Tú...-
-¿No reconoces a tu salvador?- Dijo arqueando una ceja. Se apoyó en el marcó de la puerta y me miró de arriba a abajo.
-¿Me desastas?- Dije moviendo las manos para que este me soltara.
Por su expresión parecía que se divertía al verme así. Puse los ojos en blanco y me mentalice para quedarme así unas horas más. Este imbecil no iba a ayudarme.-No sabía yo que a Marc le gustaran estas cosas.- Ese hombre se acercó hasta la cama y se subió encima mía.
¿Por qué me tocan a mi todos los idiotas?
-¿Acaso te ha dejado a medias?- Dijo observando mis pechos. Aún llevaba la falda, pero las camisa estaba desabotonada y las bragas andaban por algún lado de la habitación.
-Levántate de encima, por favor.- Dije apretando los puños. Sabía que este hombre no me haría nada, vamos a ver... Es un doctor, tendrá ética, ¿no?
-¿No la has oido? Quítate de encima.- Era la voz de Marc. Al quitarse este de encima pude verlo apoyado en la puerta con los brazos cruzados. Se había cambiado de ropa y llevaba un traje puesto.
-Tenemos cosas que hacer.- Dijo sin mirarme.
El doctor cuyo nombre no conocía o no me acordaba (era pésima para recordar nombres). Se levantó y se acomodó la bata.
¿Iba a todos lados con ella?
-Ya, ya voy.- Se giró hacia mi y se despidió moviendo su mano. Después salió por la puerta y me dejó como estaba.
-Marc...- Dije con una voz temblorosa que hasta el pudo notarlo.
-¿Quieres que te suelte?- Dijo acercándose a mi. Se sentó a mi lado y me agarró la barbilla.
-¿Qué harás si te suelto? ¿Te escaparas? ¿Llamarás a tus padres? La liaras...-
-Seré buena.- Dije siguiéndole el rollo a ese psicópata.
Su cara cambió de expresión nada más oír eso. Una sonrisa de medio lado apareció en su cara. Parecía un depredador festejando su cena al encontrar una presa.
-Espero que sea verdad.- Dijo susurrandome en el oído.
Aún agarrando mi barbilla se acercó y me besó. Me metió la lengua hasta la campanilla y después la saco. Limpiandose la boca me miró de arriba a abajo y se volvió a acercar a mi.
-No hemos terminado.- Me desató y se levantó de la cama. Por fin podía mover las manos aunque me dolían bastante las muñecas. Tenía una marca roja y morada alrededor de estas debido al forcejeo.
-Sé buena, no tardaré en venir y ya sabes lo que te espera.- Esas palabras me hicieron sentir un escalofrío. ¿Esto es lo que siente la mosca que ya está atrapada en la tela de la araña?
Nada más cerrar la puerta le saqué la lengua y tiré la almohada al suelo.
Imbecil, imbecil, imbecil... Repetía una y otra vez peleándome con el colchón.¡Tengo que salir de aquí! Me fui al armario y cogí ropa cómoda.
Lo mejor para estos casos de fuga es un chándal (mejor si es negro).
Cuando ya estaba lista me asomé al pasillo y al ver que estaba todo despejado fui a la habitación de mi bebé a por ella. Me acerqué a la cuna para no hacer ruido pero esta estaba vacía y en el colchón había una nota."Mi querida mujer, Victoria está con sus abuelos (tus padres). Ellos piensan que estamos de vacaciones y están muy felices. ¡No lo estropees!"
Att: tu marido.
Hijo de su madre... Le hice una bola a la nota y la tiré al suelo. Muy listo, pero ese hombre lo me conoce lo suficiente, no me voy a rendir. Corrí escaleras abajo y marqué en el fijo el teléfono de mi madre (me lo sabía de memoria).
........
No daba señal y me dí cuenta que el cable estaba cortado. ¿Pero qué? Con el cable roto aún en la mano vi que había otra nota pegada debajo del teléfono.
Muy astuta, pero no hay línea en la casa, corté todos los cables de los teléfonos y tiré tu móvil. Tranquila mi amor, te dejé un teléfono de prepago en la mesa de la cocina. Solo hay un número (el mio) y solo sirve para llamar a ese contacto. Buena tarde mi amor.
Att: tu marido.
Calmate Luce aún te quedan muchas opciones, pero antes tienes que ir a merendar algo. Me fui a la nevera a llenar las ideas y vi que nana no estaba.
¿Sola en casa? Esto me ahorraría muchos problemas. Llené el buche con un sándwich de nocilla y un vaso de leche y me puse manos a la obra.
Tripa llena, ideas claras.
Ahora si... ¿Qué más podría hacer?
Una bombilla se encendió encima mía. ¡Salir de la casa! Me puse la capucha de la sudadera y abrí con cuidado la puerta, pero eso no me lo esperaba.
Entre pucheros y quejas fui arrastrada hasta el salón por cuatro guardaespaldas.
Otros diez se quedaron esperando en la puerta, pero no me iba a rendir. Mi marido como él decía, tendría una sorpresa al llegar a casa.Cogí el ordenador y una de las tarjetas de doradas que guardaba Marc en su despacho y me puse manos a la obra.
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Casada con un Demonio (+18) [EDITANDO]
RomansEn vísperas de su mayoría de edad, una joven es forzada por su padre a casarse con un hombre rico y misterioso, apodado como "el demonio" por sus ardientes pasiones y su imponente reputación. Atrapada en un torbellino de deseo y traición, se ve arra...