Capítulo 65

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LUCE

-Hay un guarda en la puerta.- Dijo Daniel antes de que Marc pudiese abrirla.

-Sal.- Fue lo único que dijo. Abrió la puerta y empujó a Daniel. Este se chocó con la gran espalda del guarda.
No esperaba nada bueno de esto...

-Yo... Pasaba por aquí.- Dijo Daniel sonriente.
La cara del guarda era un cuento, si no hacíamos nada no iba a salir vivo.
Marc me soltó la mano y agarró al guardaespaldas del cuello, apretó y este, cayó al suelo sin decir nada.

Pero... Este hombre me sorprendía cada día más. ¿Ahora es el nuevo terminator o qué?

-Espabila.- Me cogió de nuevo y tiró de mi corriendo por el pasillo hasta parase en seco.
Junto con Daniel hacían señas muy raras.

-Una, dos y... ¡Tres!- Se oyeron dos disparos.
Me tapé los oídos y me dejé caer al suelo.

-Tranquila.- La voz de Daniel acariciaba mi oído y sus manos apretaban las mías.
Eran cálidas y suaves. Abrí los ojos y él se encontraba de rodillas en frente mía. Sus ojos y su sonrisa me miraban, como si esperaran algo. Esa escena hizo que mi tripa sintiera mariposas.

Luce, ¡no! Recuerda que tienes a Marc.

-Gracias Daniel, ya estoy más tranquila.-
Él aún sujetaba mis manos a pesar de que ya me encontraba de pie. Marc nos miraba desde la esquina mientras guardaba su pistola.

-Vamos, no tenemos tiempo.-

Daniel me agarró de la mano y me llevó con Marc. Al asomarme vi el cuerpo de dos hombres con traje. El guardaespaldas de Marc estaba sobre los cuerpos.

-Tenemos despejada la salida. Busquemos a la niña y salgamos.-

Daniel se fue con el guarda a intertar abrir la puerta y, Marc y yo fuimos a la cocina en busca de nuestra pequeña.
Cuando llegamos, la nana se encontraba en el suelo con Victoria en sus brazos. Se notaba el miedo en su cuerpo, temblaba y agarraba fuerte a mi bebé cubriendola con una manta.

-Tranquila, vamos a salir de aquí.- Cogí a mi bebé y la ayudé a levantarse.

Cuando nos dirijamos a la puerta un ruido tan fuerte como una sirena retumbaba la casa. Victoria comenzó a llorar, pero su llanto a penas se oía por eso ruido tan fuerte.

-Es la alarma.- Dijo Marc gritando a mi oído.
Daniel y el guarda habían abierto la puerta y se dirigían al coche.

-Ahh.- Al girarme, la nana se encontraba en el suelo.
Ella ya era algo mayor y nosotros íbamos muy rápido.

-Marc, espera. Coge a la pequeña, voy a ayudarla.-

Este retrocedió y cogió a Victoria en brazos.

Mientras ayudaba a levantar a esa pobre señora, se oyó un disparo. Mis ojos se cerraron tan fuerte, deseando que esa bala no fuera para nosotros.
Y... No sentí nada, no había dolor, no se oían gritos.
Al abrir los ojos, Marc no me miraba. Se encontraba de pie, sujetando a la niña pero sus ojos apuntaban detrás de mí.

-Luce, no te gires.- Fue lo único que dijo. Dejó a la pequeña en los brazos de la nana y le ordenó que entrará en el coche que se encontraba detrás de él.

-¿Qué pasa?- Me sentía tan confundida. Solo recordaba que intentaba ayudar a la nana a levantarse cuando oí un disparo. Pero estábamos todos bien, todos...


No.

-Vamos al coche.- Marc me cogió de las muñecas y besó la frente. Sus manos estaban sudadas y sus ojos me miraban desesperados, esperando que le hiciera caso.

Robin agarraba el volante esperando salir de allí, la nana sujetaba a mi pequeña a su lado y Daniel... Daniel estaba en el asiento de atrás, claro. Él había ido con Robin a por el coche así que todos estábamos bien, ¿no?

Pero Marc miró de nuevo sobre mí hombro y luego a mi. No pude evitarlo, giré y miré donde sus ojos miraban nerviosos hacía un momento.

Alguien estaba en el suelo y un charco de sangre lo rodeaba. Padre adoptivo estaba en la puerta con una pistola.

-¿Quién venía detrás nuestra?- Pregunté confundida, pero Marc no me contestó. Me agarró fuerte y tiró de mi hacia el coche.
Abrí la puerta y no había nadie. Daniel, no estaba en el asiento.

-¡Noooo!- Me di la vuelta y corrí lo más rápido posible hacia el cuerpo que aún seguía tirado. Su ropa, su pelo... No podía ser él, no lo permito.

Me puse de rodillas y coloqué detrás de la oreja el mechón de pelo que tapaba su cara. Esos ojos, esa nariz esos labios... ¡Daniel!

-¡Hijo de puta!- Mis lágrimas caían una tras otra y el dolor que sentía en el pecho me impedía respirar.
La pena pasó a rabia en segundos, me quemaba por dentro. Me levanté y me lancé sobre él, quería matarlo.

-Luce, nos vamos.- Marc estaba tan tranquilo, me cargó en su hombro y me metió en el coche.

-Nooo. No podemos dejarle ahí. Vamos a cogerlo y llevarlo a un hospital.- Gritaba y peleaba, pero por más que lo intentara, él hacía más fuerza.

El chófer arrancó el coche y yo me asomé por la ventila viendo como el cuerpo de Daniel seguía en el suelo.

-Te voy a matar, te odio, te odio.- Me dolían las manos de tanto pegarle, pero no sé defendía. Solo bloqueaba mis golpes.
Marc hizo una seña al conductor y una pantalla negra separó sus asiento de los nuestros.

-Ahora grita todo lo que quieras.- Me empujó al asiento, haciendo que quedara tumbada en él y se subió encima de mi.

Esa sensación que aún tenía en el pecho me impedía respirar cada vez menos. Marc me agarró las muñecas e hizo fuerza con sus piernas para sujetar las mías.

-Calmate, estoy contigo.- Lo sé, volvía a estar con él pero mi mejor amigo había sido asesinado por ese hombre.

-Es todo culpa tuya, te odio tanto.- Mis ojos comenzaron a estar vidriosos, las lágrimas recorrían mis mejillas como si quisieran llegar a algún lado. La cabeza me dolía mucho y a penas era capaz de controlar mi respiración.

No quería vivir, Daniel había muerto por mi culpa.

Dejé caer mi última  lágrima y miré por los ojos de ese hombre que había arruinado mi vida. Aguanté la poca respiración que me quedaba, sintiendo que los ojos se cerraban y perdía la fuerza de mi cuerpo.

Casada con un Demonio (+18)  [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora