Capitulo 40

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DANIEL*

Mmmmm... que sueño.

Cogí el móvil para mirar la hora.
"12:30"

¡Mierda! El regalo de Luce.
Salí de la cama lo más rápido que pude y me vestí.

-Hmmmm. Huele bien.- Dije al coger una del montón de camisetas que tenía en la silla.
No soy guarro pero quiero ver hasta dónde puede llegar esa montaña sin caerse.


-Mama. Me voy a por el regalo de Luce.-




-¿Llevas dinero?-



-Siii.- Había cobrado hace poco.



Salí de la casa, me puse las zapatillas en el ascensor y corrí hacia el bus que perdía.



-Un billete.-




-Tome.- Dijo el conductor arrancando.
Que manía con ponerse en marcha sin que la gente se haya sentado. 
Un poco más y me quedo sin dientes.



Bajé cuatro paradas después de montarme y busqué la tienda del regalo de Luce.
¿Qué voy a cogerle? Algo que la gustará mucho.




-Buenos días.- Dije al entrar.




-Perdone chico, pero creo que se ha equivocado de tienda.- Me dijo una mujer nada más entrar.


-¿Perdona? Vengo a comprar un regalo.-




-No creo que esta tienda sea la indicada.-



Llevaba un chándal por las prisas pero no tenía nada de malo. ¡Siempre juzgando!



Saqué la tarjeta de crédito y se la enseñé a esa mujer tan maleducada.


-Tengo dinero para pagar el regalo. No tiene ningún derecho a decir eso.- Dije en alto para que la gente se enterara.





-Los clientes de esta tienda son diferentes a usted. Tengo que pedirle que se vaya.-



Estaba claro que no iba a irme sin el regalo de mi mejor amiga y menos darle la razón a esa vieja engreída.



Sin hacerla caso seguí adelante mirando los collares y bolsos que había. Todo brillaba mucho y los precios eran muy altos.
Miré a mi bebé y le pedí perdón porque iba a dejarla en números rojos.
Besé mi tarjeta y seguí mirando.



-Por favor salga de aquí o llamo a seguridad.- Decía la señora persiguiéndome.




-No.-


¡Este es! Había encontrado el mismo que vi en internet. Antes de que pudiese cogerlo dos hombres que me doblaban el tamaño me agarraron de los brazos.




-¿Hola?- Dije mirándolos.




-Acompáñanos a fuera.-




-Pero quiero comprar.- Dije indignado.
Esta ciudad apesta.




Mira que yo tenía algo de fuerza pero esos dos...

-Soltarme.- Dije sin importarles.
Ellos seguían tirando de mi.



Pataleaba, me quejaba, ponía pucheros... pero nada. De repente se pararon y me soltaron dejándome caer al suelo.



Me giré a todos lados para saber que pasaba. La gente comenzó a salir de la tienda y cerraron las puertas.




Casada con un Demonio (+18)  [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora