CAPITULO 1

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Normalmente, no soy de esas mujeres que se alteran y desesperan por cosas triviales como el deseo de conseguir un hombre y formar una familia. Soy de las que va por la vida sin apuros, que sale a disfrutar del aire fresco en verano y se queda tomando un chocolate caliente y leyendo en su cuarto, en invierno. Que se serena solo contemplando una rosa florecer y encuentra placer en ver una serie o película al final de la tarde.

Pero hoy era diferente. Necesitaba un nuevo trabajo. Y con urgencia.

Estaba despedida de mi anterior empleo, como despachadora en un local de comidas rápidas. ¿El motivo? Arrojarle la hamburguesa y el refresco encima, a uno de los clientes que pasó a recogerlo por la ventana de despachos. ¿Qué querían que hiciera? Cuando iba a entregarle el paquete, me dijo que debería trabajar en algo más apropiado. Le pregunté a qué se refería, y dijo que con mi cara bonita no debía preparar salchichas sino arrodillarme y comerlas. No pude evitarlo. Era un anciano grasiento y desagradable. Y nadie me trataba así.

Mi jefe pasaba por allí en ese momento y me pilló in fraganti, con el hombre vociferando insultos, y mis manos crispadas por la furia. Ni me dijo nada. Yo solita me removí el gorro de la cabeza y me fui de allí, apretando mis dientes.

Tambien estaba sin casa, desde el año pasado. Se había quemado en un incendio. Sucedió mientras yo estaba en el trabajo. Mamá y papá murieron en él. Mi amiga Carolina, amiga de toda la vida, me dio un lugar donde quedarme, pero hasta ahora era ella la que estaba trabajando y yo no. Necesitaba mi dinero, o si no, me debía ir.


FLASHBACK:

—Muy bien, señorita películas de romance y helado de vainilla. Llevas dos semanas sin empleo. Me cuesta conseguir bastante del mío y tú no haces nada. Necesito tu apoyo—

Tragué la cucharada de helado, y la miré, recostada en el sofá, con las luces apagadas, y mi serie pausada.

— ¿No puedo quedarme aquí solo unos días más?—ella negó— ¿Y si hay otro viejo afuera, esperando por mí? ¿O ese desadaptado me demanda?—rió, quitándome el vaso de helado.

—Han pasado ya dos semanas. Dudo que él te haga algo. Necesitas un nuevo empleo y yo necesito libertad económica. Así que... arriba. Mañana tienes una entrevista—

— ¿Qué? ¿De qué?—movió las cortinas, dejando que la luz entrara.

Retrocedí por la luz, como si fuese un vampiro o un demonio.

Había leído Cazadores de Sombras la semana pasada.

—Buscamos una nueva empleada, que haga las labores del servicio. Urgente—recitó—buena paga. Mansión de los Jiménez. Dirección y teléfono, más abajo—gruñí.

— ¿Un ricachón arrogante? Avísame la próxima vez—se sentó a mi lado.

Como los odiaba. Superioridad, nivel de cortesía cero, y más fastidiosos con su dinero, que tener que soportar un grano en el culo.

— ¿Para qué?—Sonreí.

—Para decir que no—

—Vamos, Marian. Puede ser bueno para ti. Hablé con el ama de llaves y era muy amable. Anímate. Necesitas una nueva vida y un nuevo comienzo—me peinó los cabellos.

Lo que necesitaba era terminar de ver mi serie de "Pequeñas Mentirosas", y otro vaso de helado.

—No me quieres aquí, ¿verdad? No has podido tener la casa sola, para estar con tu novio Andrés—

MÁS QUE TU ASISTENTE L1 DE LA SERIE: MI JEFEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora