— ¿Ésta?—le enseñé una blusa de muffins.
—Sácala—levantó la vista del gran libro—ya no me gusta—la arrojé al suelo, junto al montón que iba a sacar para regalar a fundaciones.
Era ropa que estaba en buen estado y solo le quedaban chicas a Julieta. ¿Por qué tendríamos que botarlas a la basura, si a alguien más podrían servirle? Seguí mirando en los armarios y ella soltó un gritito. La miré.
—El pajarito la salvó. Marian, el pajarito rescató a Pulgarcita—sonreí.
—Te gustó mucho el libro, ¿eh?—asintió, abrazándolo.
Había ganado el recital.
Quedó en primer lugar con su bello poema. El segundo puesto se lo llevó Ángela y su poema del popo de Toby. El tercero, una niña que habló sobre la guerra. Pero todos por igual, se llevaron un recuerdo del recital. Un libro abierto hecho en cristal, con las palabras: "III Festival de poesía infantil" Escrito allí.
De eso ya hacía una semana. Pero podía recordar los detalles de lo ocurrido al terminar la noche.
FLASHBACK:
—Muy bien damas y caballeros, padres de familia de los pequeños concursantes. Tenemos ya el sobre con los tres pequeños ganadores de este concurso—Nos pusimos de pie.
Ya les habían entregado los recuerdos a cada uno, y Julieta no hacía más que mover sus piecitos, nerviosa, y apretar su sencillo premio, entre los brazos. La maestra puso suspenso a todo y comenzó del tercero hacia el primero. Mientras todos aplaudíamos al mencionar los nombres. Los padres de las otras dos chicas gritaron y aplaudieron porque quedaran entre las primeras. Cuando fue el momento de dictar el primer puesto, crucé mis dedos y se los mostré a Julieta, con una sonrisa. Me la devolvió.
— ¡Julieta Jiménez y su poema de la familia!—todos gritaron y aplaudieron, mientras el escenario se llenaba de confeti plateado.
Grité, alzando los brazos al cielo y antes de siquiera pensarlo, Charles y yo nos abrazamos, contentos. Apretándolo del cuello, y sus manos aferrando mi cintura. Cuando me aparté para mirarlo, me di cuenta de la bochornosa situación, y nos separamos, cada uno mirando a otro lado. El carraspeó mirando al frente y aplaudiéndole a su hija. Cuando la miré, ella sonreía dando saltitos, pero más contenta por ver a su padre y a mi abrazarnos.
Luego de eso, les dieron su premio y esperamos a que bajara del escenario. Se tiró a los brazos de su padre, llenándole de besos la mejilla.
— ¡¿Lo viste papi?! Ganéééééé—echó los brazos hacia arriba.
Sonreí, viéndolos a los dos demostrarse el cariño que se tenían.
—Me encantó, princesa. Estuviste sensacional—le besó la mejilla—gracias por ese poema tan lindo—ella negó.
—No me las des a mí, papi. Dáselas a Marian por obligarte a venir—me señaló.
¡Exacto! Adórame Charles. Obedéceme que ahora soy la que manda.
—Ya se las di—el me guiñó el ojo.
—Pero falta el beso—me reí.
"Ya se lo di". Imité su voz en mi cabeza.
—No inventes, Julieta—nos encaminamos a la salida.
— ¿Por qué no? Marian va a ser mi mami, así que tienes que besarla mucho como a mamá—el negó, mirándome de soslayo.
ESTÁS LEYENDO
MÁS QUE TU ASISTENTE L1 DE LA SERIE: MI JEFE
RomanceMarian es una mujer de 28 años que desesperada consigue empleo como asistente de servicio en la mansión Jiménez, donde su jefe es un hombre agrio y de mal temperamento agente de negocios que perdió la chispa de la alegría luego de que su esposa muri...