—No es lo que parece—me puse súbitamente de pie, y volví a caer sentada en la cama, cuando me resbalé con los tacones.
—Entonces explícame. ¿Qué haces con la ropa de mi sobrina? ¿Qué pretendes?—frunció el ceño, entrando del todo al cuarto.
—No trato de hacer nada malo, lo juro. Solo...—bufé, echando la cabeza hacia atrás y cerrando los ojos—tengo que ir a la empresa de Charles. Y él quiere que luego vaya a esa cena con Julieta. Desea que finja ser alguien que no soy, y sé que si voy con ropa común... Nadie va a creerme—me miré las manos—no pensaba ponerme ropa de Susana, pero no conozco nadie aquí que tenga la ropa lo suficientemente elegante para empezar un engaño. No te ofendas. Estoy segura de que tu ropa es divina, pero el punto es que solo la de Susana me servía. Una cosa llevó a la otra y terminé maquillándome y echándome su perfume—se sentó en la cama a mi lado.
No dijo nada.
—Solo será un rato. No quiero torturar el alma de tu sobrina. Y cuidaré su ropa. No digas nada, ¿sí?—me miró de arriba abajo.
—Te pareces a ella—ladeé la cabeza.
— ¿Qué?—
¡Noooooo!
—Con esa ropa, eres igual a ella. No opino nada con que te pongas sus vestidos. No sé porque Charles los sigue teniendo, si mi Susi no vendrá para ponérselos estando muerta. Me sorprendiste, nada más—suspiré—pero no vas a ir al recital de Julieta así, ¿verdad?—yo negué de forma rápida.
Lo había pensado hace solo un momento. Ponerme ropa de su madre, para ir a un acto de gran importancia para ella, sería demasiado. Dudaba que la tranquilidad de la niña no se viese arruinada, fuera por la ira de verme con cosas de su mamá, o de tristeza por sentir de nuevo su perfume.
—Pero si debo advertirte—se puso de pie—a Charles no le va a gustar—
Pues que se aguante la ira.
—Él fue el de la idea de fingir ser pariente de ellos, para cuidar de Julieta de forma disimulada. No puede reprocharme nada—caminé con ella hacia la salida, luego de bloquear el teléfono otra vez.
—Un dato importante—me señaló cuando bajamos las escalas—Julieta tiene una prima, curiosamente de tu edad. ¿Sabes hablar francés?—me reí.
Sé decir Salope. ¿Cuenta?
—Nop—hizo una mueca.
— ¿Poner acento de francesa? Ese arrastrado en la r—negué.
Querida, los acentos y yo no nos llevamos.
—Lastima. La prima de Julieta es francesa, se llama Paulette. Te serviría imitarla para ganar puntos en la cena. Pero es mejor que no. Después la arruinas metiendo acento cockney en medio de la charla—me crucé de brazos.
No sería la primera vez.
—Dirían que soy bilingüe—se rió.
—O una demente. No. Mejor no—comenzó a alejarse hacia el salón—cuidado con Charles—me quedé como una mema en medio del pasillo, y aferrando una cartera con el teléfono mío, el de Charles, y su billetera, en ella.
Cuidado el conmigo, porque con la ira que tenía, lo ahorcaba con la corbata.
Me enderecé y caminé a pasos inseguros hacia la salida. Roberto, que estaba repantingado en su asiento, se sentó derecho, silbando.
—Vaya, señorita Marian—sonreí.
—Hola, Roberto. Mira nada más lo que debes hacer por el trabajo—
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MÁS QUE TU ASISTENTE L1 DE LA SERIE: MI JEFE
RomanceMarian es una mujer de 28 años que desesperada consigue empleo como asistente de servicio en la mansión Jiménez, donde su jefe es un hombre agrio y de mal temperamento agente de negocios que perdió la chispa de la alegría luego de que su esposa muri...