CAPITULO 28:

10.3K 718 35
                                    

— ¡Reinaaaa!—seguí de largo, nada más abrió la puerta— ¿chiqui?—me miró desde la puerta, mientras yo me apoyaba en una de las paredes, respirando agitada.

—Ayúdame. Me voy a volver loca—mi amiga miró hacia la calle, viendo a Roberto aparcado en el precioso BMW.

—Que auto tan bonito. ¿Quién es el hombre?—suspiré, pasándome las manos por el rostro.

—Roberto, el mayordomo. Pero ese no es el punto. Cierra esa estúpida puerta—obedeció, demasiado confundida.

— ¿Qué está pasando? No entiendo nada—se acercó hasta donde yo estaba.

Parecía un flan.

— ¿Conoces a alguna prima de Susana, que se llama Paulette?—ella negó—es tambien una mujer adinerada y es francesa. Según Charles, debo fingir ser ella en una cena de su empresa—asintió—no puedo, Caro—me miró de arriba abajo, notando con la ropa que venía.

— ¿Por qué no? Si hasta pareces una mujer adinerada, francesa. ¿Esa ropa es parte del engaño?—negué.

Ojalá.

—No. Es la ropa de Susana—se cubrió la boca.

—No inventes. ¿La ropa de una muerta?—se rió.

—Y acaban de confundirme tambien con una. Dios mío—ella me tomó de los hombros, creyendo que me estaba enloqueciendo. Me guió hacia los sofás.

—A ver, no te estoy entendiendo ni un poquito. ¿Qué está pasando? Explícate—

—Charles quiere que finja ser esa mujer, pero hoy dejó unas cosas importantes en casa y debía llevarlas. Yo sabía que si iba como Marian, con mi ropa sencilla y mis vestidos de rebajas, después en esa cena, nadie me iba a creer. Me puse la ropa más elegante que encontré. La de Susana. Cuando llegué allá y me vio, se volvió loco—tomé aire—dijo que era idéntica a su esposa. No sé qué pasó. Me olió el cuello, una cosa llevó a otra y terminó besándome. Me gustó mucho y ahora entiendo porque enamoró a Susana, pero eso no indica que esté enamorada de él, es solo que ya no sé qué hacer, no sé cómo mirarlo a la cara, y siento que me estoy volviendo loca—me mordí las uñas— ¿tengo cara de loca?—se quedó pensando, con una mano en la barbilla.

—Tienes cara de que te besaron rico—se cubrió la boca— ¡No puedo creer esto! Te besóóóóó—le di un golpe en el brazo.

¡¡Carooo!!

—No ayudas—se puso las manos en la cintura.

— ¿Con que tengo que ayudar? ¿Te robó la boca y ahora no la encuentras? ¿O qué?—gemí, mirando para otro lado—lo que pasa es que estás confundida. Para empezar. ¿Viniste aquí buscando mi ayuda, porque no sabes qué hacer con ese papel que debes interpretar? ¿O simplemente porque ese hombre te volvió ñoña con ese beso, y te gustó aunque no quieres admitirlo, porque sabes lo que yo te diría de decir que si?—crucé las piernas.

Tenía que ser ella tan lista.

—Te odio—gruñí.

Sonrió.

—Es la segunda. Te gusta el—yo negué de forma rápida.

—Noooo. Es mi jefe. Y él está con Alicia, no podría salir con el—

—Entonces porque le das tanta importancia—me detuve—si solo fue un beso, ¿Por qué te angustias? Que se hayan besado, no indica que sean novios o que vaya a declararse y beber los vientos por ti. A ver. Él te besó porque lo confundiste. ¿Qué reacción esperabas? Perdió a su esposa, no ha podido olvidarla, y llegas tú, toda de diva disfrazada de ella, ¿y esperas que actúe normal?—

MÁS QUE TU ASISTENTE L1 DE LA SERIE: MI JEFEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora