09. De Cero.

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Capítulo 9

9| De Cero.

IVÁN

— Iván, tu padre te espera en el despacho—avisó la profesora Helena entrando en mi habitación.

—Se supone que primero tocas y luego entras—recordé mirándola con odio. Es tan pesada. Le importó tan poco que así como llegó se fue, dejando mi puerta abierta, me levanté y la cerré de un portazo. Me senté en la cama y acuné mi cabeza con mis manos revolviendome el cabello, desesperado.

La puerta se abrió de nuevo. —Que toques, joder! Y no iré al despacho— exclamé muy molesto. Alcé la mirada encontrandome con Diego mirándome extrañado, con una ceja alzada. Llevaba una toalla alrededor de la cintura y su cabello goteaba.
—Estas mojando el piso! — le regañé.

—Eras más agradable enfermo— comentó Diego vistiendose.

—Imbécil—dije entredientes.

—Deberías tratarme mejor—habló vagamente, subiéndose los pantalones del uniforme.

—¿Como por que? Yo te trato como se me da la gana.

—Eres tan agradable— dijo con sarcasmo. Tomó su desodorante que es en aerosol y huele a mierda. Lo presionó y se lo puso. Empecé a estornudar y a toser.

—Tira esa mierda— le dije, Diego lo presionó más y puso en toda la habitación.

Me levanté molesto, se lo arrebaté y lo tiré por la ventana.

—Que te pasa, idiota!—me gritó. Yo me recosté con una sonrisa en mi cama.

—Hey! Niños! Avientenme el desodorante! —gritaba Diego asomado por la ventana. El desodorante llegó disparado por la ventana y sin previo aviso me dio en la cabeza.

—Agh! —exclamé furioso.

—Oh por dios, que tarde es. Adios—y salió apurado de la habitación sin camisa y sin zapatos.

—Miedica—me burlé. Sobando mi cabeza y tirando al cesto de basura el asqueroso desodorante.

Escuché como tocaban la puerta y antes de que pudiese gritar que se largará, apareció Victor en la habitación.

— Iván...

— Largate de aquí, dije que no te quería volver a ver?! — le exclamé poniéndome de pie. — Es tu maldita culpa que ese loco esté aquí, dijiste que no me entregarías con ese hombre! —le reclamé a punto de explotar. Apreté los puños evitando soltarle un buen y merecido putazo en su cara de "soy inocente". Sin darme tiempo de reaccionar, Victor me tomó por ambos brazos.

—Cálmate Iván! —me ordenó. Me di cuenta muy tarde que había tomado el cutter y lo amenazaba con el.

Me asusté. No sabía lo que me había pasado o a que hora mi cerebro pensó en rajarlo en trozos. Muy asustado y tembloroso solté el cutter y lo miré arrepentido, me dejé caer sobre la cama.

—Lo siento... Yo—balbuceé intentando recuperar el control de mis piernas que ahora estaban de gelatina. Víctor me miró, no sabía descifrar lo que sentía, pero fue una mirada dura.

—Tu padre vino a disculparse—Me dijo. Casi me reí, una sonrisa irónica dejó mi rostro.

—Ya claro, vino a disculparse...

—Nunca lo sabrás si no hablas con el.

Bufé y me puse de pie ya con mis piernas en modo normal.

Al llegar al despacho lo vi, sentado sobre el sofá pacientemente. Al verme esbozó una sonrisa y me dio un apretón de manos que luego transformó en un abrazo, me puse rígido y me alejé.

—Iván... Por favor. Disculpame, hijo— pidió. Lo miré con frialdad y sin querer mis ojos se cristalizaron.

—Por qué has venido? — cuestioné tragando me con todas mis fuerzas el nudo que se formaba en mi garganta.

—Porque quiero arreglar las cosas— dijo casi sinceramente, mi padre le dirigió una mirada a Victor y el salió del despacho. —Esta vez... Se que llegué muy lejos, hijo. Pero por favor, te ruego que me des una oportunidad— rogó inclinándose sobre mi, tomándome por los hombros.

Lo miré con escepticismo y disgusto, algo en el se notaba distinto, tal vez el ruego era más decadente y mucho más necesitado que otras veces.

—¿ Que ha pasado con Amber?—mi pregunta lo hizo toser un poco.

—Ella está bien, regresó a España con su ex marido— dijo con un deje de dolor en su voz. Me odiaba por sentirme mal aún por el. —Mira, te juro que he cambiado, incluso estoy en terapia—urgó en su bolsillo y sacó un papel— ves? —, me tendió el papel. —De verdad he cambiado hijo. Debes confiar en mi.—me miró con ojos suplicantes. Resoplé y me dejé caer sobre el sillón.

— Yo... Lo pensaré. Pero, a mi no me jures o supliques que te crea, te creeré cuando compruebe que no eres un loco golpeador, parte madres... —esperé su reacción agresiva, en cambio me sonrió.

—Verás como si he cambiado... ¿Te parece si vamos a cenar hoy por la noche?

Me quedé en silencio, asentí levemente aparentando total indifercia, mientras por dentro todos mis sentidos se alegraban.

Entonces Victor se asomó por la puerta y me llamó.

—Iván, te buscan en el teléfono del pasillo 2.

Me levanté un tanto sorprendido, yo no esperaba llamadas...

N/a:

Veo que hay nuevos lectores, yeiii! Gracias por ser parte de esta historia❤️. Como siempre, muchas gracias por leer, votar y comentar.

Los amito❤️.

Voten y comenten.

¿De donde son?

Bueno ya, espero les haya gustado el capítulo. 😊👋

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