47. Cerrar Ciclos

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Capítulo 47

47 | Cerrar ciclos

JULIA

Iván estaba a mi lado, aún sostenía mi mano entre las suyas, que por cierto estaban tibias. Se había quedado dormido con el rostro enterrado en mi cuello.
Su cabello tenía un aroma fresco a menta, y la única luz que iluminaba la habitación, era la luz del pasillo.

No hice ningún ruido, no hice nada, no quería despertarlo y desee quedarme así por un largo rato. Pero todo se arruinó en cuánto vi una sombra enorme y vaporosa entrar por debajo de la puerta.
Mi corazón se aceleró inmediatamente y me removí, Iván se despertó, su primer impulso fue si resaltarse y asegurarse de que el lugar era seguro, el no veía lo que yo veía.

—Julia... —sonrió tiernamente, yo tuve que reprimir la sonrisa tonta que rogaba por esbozarse en mi boca— ¿Cómo te sientes?

Estaba genuinamente consternado, la sombra vaporosa absorbía mi energía e iba cobrando fuerza, lo podía sentir. Un pequeño hilo de humo negro nos unía y la sombra se iba tornando cada vez más espesa.

—Tienes que irte —intenté decirle con mi habitual tono rudo, pero sólo logré que sonara como un ruego desesperado.

—¿Que pasa? —preguntó preocupado.

—Sólo hazlo Iván, por favor —pedí. El escudriñó mi rostro.
Yo pude admirar el suyo, incluso con la luz tenue tenía la visión perfecta de su atractivo rostro. Sus ojos brillantes llenos de preocupación y duda, no se movió.

—Tengo que decirte... —comenzó, yo no quería palabras, no quería explicaciones, o disculpas, quería volver a probar sus labios, volver a rozar su lengua y sentir su aliento contra mi mejilla.
Lo tomé del cuello de la camisa y lo tiré hacia mí. Rodée su cuello con mis brazos y nos besamos, el apoyó sus codos a ambos lados de mi y con las yemas de sus dedos acarició mis mejillas, tocó mi cabello, mientras nuestras lenguas se volvían a encontrar con desesperación. No sabía lo mucho que necesitaba ésto.

Me olvidé de respirar, me olvidé de todo, solo era Iván.

—Me gustas, Julia —murmuró contra mis labios— Me gustas demasiado —repitió antes de volver a besarme con tanta pasión, que quemaba mi ser.
Cuando pudimos decirlo todo sin palabras, lo alejé de mi con un empujoncito en el pecho.

Estaba claramente confundido.

—Debes irte —le dije.

—Me quiero quedar contigo —pidió, lo que a simple vista pareció un viento, azotó la ventana y voló las cortinas, yo sabía que no era viento, pero más claro era que Iván tenía que marcharse.

—Vete, Iván —repetí decidida.

El me miró dolido, sus labios estaban algo hinchados y húmedos, un destello de tristeza atravesó sus pupilas y antes de irse dio un pequeño suspiro, alcancé a ver como se rozaba los labios con la punta de sus dedos, con una mirada confundida.

—Por favor no hagas nada —rogué murmurando, mirando la sombra.
Me envolvió, tuve que reprimir un grito y soportar la gélida sensación que me transmitió al atravesar mi cuerpo.

[***]

Tener que ignorar a todos y fingir que no me pasaba nada, fue la parte más difícil de los días siguientes.

Los exámenes finales empezaban mañana y yo no sabía dónde esconderme para no poner en peligro a nadie.

Sé que los chicos sabían que algo extraño me pasaba, pero no podía decirles sin hacer enojar a lo que sea que me acompañaba desde hacía una semana.

Serendipia I [El Secreto De Julia] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora