43. Seis Locos Sueltos.

212 20 15
                                    

Capítulo 43

43|Seis Locos Sueltos.

IVÁN

Yo simplemente estaba renuente a creerlo, me aferraba a la idea que todo había sido una alucinación.

Pero todos lo habíamos visto, era real, Julia decía la verdad...

¿Y si ahora todos estamos locos?

La mano de Julia se fue volviendo un poco más cálida y no se soltó de mi agarre, hasta que despertó por completo, intenté ayudar, pero ella simplemente me Odiaba... Y no la culpo.
Fui un idiota con ella.

Salí de la habitación aún intendando digerir todo lo que había pasado. Un nudo se apretó en mi garganta.
Dimitri no debía morir, alguien le había arrebatado la vida y fingido un suicidio.

Para qué pareciera un cobarde, para dejarlo como un cobarde de la vida, Cuando yo sé que lo asesinaron, le robaron hasta el último aliento con ventaja y el no pudo hacer nada.

Me pregunto cómo, si es verdad lo que puso en el espejo, como lo hizo.

¿Acaso Nora está en el bosque?

¿Como pudo hacerle eso a Dimitri, que es como el doble de grande que ella?

¿Como pudo ella haberle hecho eso a su mejor amigo?

De pronto una respuesta brillante llegó a mi cabeza y salí casi corriendo a la biblioteca, sentí que alguien me seguía, así que antes de llegar me metí en otro pasillo y me quedé aguardando para descubrir a quien me estaba siguiendo.

Salté sobre la primera persona que cruzó, era Pedro. Quien se quedó quieto ente la llave de fuerza inmovilizadora que le apliqué.

[Narrador]

—No te metas conmigo —amenazó Iván con los ojos chispeantes, brillando como feroces llamas. Todo lo que estaba pasando y Pedro parecía implicado, era demasiado corajes y confusión la que sentía Iván, Pedro estaba sorprendido de la fuerza de éste.

—La fotografía...

—No la tengo, se la dimos a la policía y ya nunca volvieron —al decir esto Iván esperó impaciente la reacción de Pedro y de soslayo notó una leve mirada de preocupación que inmediatamente cambió por una mirada forzada de enojo.

—Escúchame, tu y tus amigos deben parar esto, es peligroso —escupió.

—¿Te entró el miedo? ¡Cabrón! ¡¿Que putas hiciste con mis amigos?! —ahora Iván lo tenía sujetado por el cuello. El chico estaba fuera de sí, hablaba con mucha fuerza al igual que estrangulaba entre sus manos el cuello del profesor Pedro.
Pedro golpeó sus codos con fuerza e Iván lo soltó.

—Maldito imbécil —murmuró Iván aún mirándolo como un loco— Tu culpa, tu culpa, maldito desgraciado —repetía como una grabadora palabras vacías, ya no veía a Pedro, Iván tenía frente a él a su padre. A su odioso padre— Lo lamentarás.
Blandió el aire como si tuviera un arma y se la apuntó al Pedro, quien miraba a Iván con preocupación. Su rostro crispado, la mirada pérdida, los ojos llorosos y rojos, no había parpadeando, repetía palabras incoherentes...
¿Dónde estoy? Sonó en su subconsciente.

Serendipia I [El Secreto De Julia] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora