49. Un Final Agridulce

48 6 0
                                    

JULIA

El regreso a casa fue turbio, mi madre tenía el mismo semblante desde que mi padre había muerto.

Al llegar a casa, la cocinera tenía la comida servida, nos sentamos a la mesa y mi madre comenzó su interrogatorio sobre Iván, haciendo que me atragantara con el salmón con algunas preguntas demasiado específicas.

Era extraño salir al jardín y poder observar la casa de Iván, pero no verlo a él, porque está del otro lado de la ciudad.
Su padre en prisión, su madre fallecida y sin saber nada de su familia porque siempre le dijeron que su madre era huérfana y la familia de su padre vive en Rusia. Pero ahora más que nunca creemos que detrás de esto puede estar toda la familia Belikov.

Estar en casa era tan silencioso, a veces venía familia de vista, pero hoy solo estábamos mi madre y yo.

—¿Tomaste tus medicamentos? —cuestionó, mientras una mujer de servicio desempacaba mis cosas.

—Si —mentí, sabiendo que había tirado las píldoras por el váter.

—Bien... Fuiste la calificación más alta del semestre ¿Cierto? —no sabía interpretar lo que quería decir y simplemente asentí, sin saber si lo decía orgullosa o solo por hacer platica— Supongo que ese muchacho, Belikov, te hace bien. No descuidas tus notas, tomas tus medicamentos y sales con chicos de tu edad. Ya empiezas a madurar.

Los sermones de mi madre siempre eran de la misma índole, así que me fui con la excusa de tener deberes para el verano y bajé al despacho de mi padre.

El mismo me había dado la clave, su alma quería que urgara en sus casos viejos, ese era el problema con los espíritus, la mayoría no era claro, se comunicaban con asertijos o señales, pero nunca eran específicos.
Aún tenía muchísimos casos por leer.

Una oleada de viento voló los papeles y las carpetas quedaron por el piso. A regañadientes comencé a recogerlas, pero me quedé totalmente pasmada al leer el nombre que estaba escrito sobre una de las carpetas.

"Iván Alexei Belikov"

Leí, era de los últimos expedientes, de pronto se me erizó la piel al momento de abrirla. En parte temía lo que encontraría, pero otra parte de mi estaba dispuesta a llegar al fondo de ésto y si tenía que levantar sospechas sobre él... Lo haría.

Al leer sus documentos, un sentimiento de culpa por violar su privacidad me consumía, pero no me detuve.
Agresiones físicas fuertes causadas por su padre.
Agresiones psicólogicas.
Abandono parcial durante los primeros diez años de su vida.
Muerte sospechosa de su madre.
Negligencia infantil.

Era cómo pasar a través de una pesadilla. Había declaraciones firmadas por Iván y evidencias. Al final de la carpeta, un papelito rasgado de ocho dígitos cayó sobre mi regazo.
Lo tomé y lo observé, después miré por todas partes, parecía una combinación, pero ninguna caja fuerte tenía una contraseña mayor a seis dígitos.

Su ordenador estaba ahí, se me ocurrió abrirlo y para mi sorpresa, ni siquiera tenía contraseña.
Me metí a los archivos y bsuqué el nombre de Iván en la lista, hasta que di con él y sorprendentemente, el archivo estaba codificado.
Ingresé la secuencia de números e inmediatamente abrió.

Serendipia I [El Secreto De Julia] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora