Capítulo 27
27|Tregua.
JULIA
Si, había pasado la noche preguntándome que carajos era esa sección y porque la ocultaban. No podía dejar de darle vueltas y me hacía temblar el hecho de que Manuel, tuviese razón y dijera la verdad. Debo largarme cuanto antes de este lugar.
—Te ves procupada ¿pasa algo? —preguntó Alicia, la enfermera.
—No, que va, estoy feliz de salir por fin —dije, después de escupir. Pues había entrado cuando me lavaba los dientes.
—No estés tan segura de eso, Julia. Caminar por zonas restringidas del hospital no te hará salir más rápido —comentó, a la vez que lavaba unas pinzas. Mi corazón comenzó a latir, me enjuagué la boca y me sequé el rostro.
—No sabía que la sala de arte es zona Restringida —me defendí, ocultando el pánico de que me hayan descubierto. Alicia negó y me miró—¿Sabes algo que yo no? —me estaba calentando los nervios. Al momento de elevar la voz, sentí un cosquilleo en la nuca y la puerta de la sala de baño se azotó con fuerza, ambas nos sorprendimos y nos miramos—Ha sido el aire —dije.
—Mira, solo sé que ayer estuvieron discutiendo los doctores y Daniel Vidal, el jefe de doctores, ha dicho que no estuviste en este piso por casi 5 horas y un enfermero dice haber visto a una paciente corriendo cerca de la zona amarilla... Supongo que la suerte no está de tu lado.
¿Que? Hijo de su reputisima...Te voy a encontrar.
Salí apurada del baño, no me importó andar en toalla por los pasillos, con el cabello aún mojado caminé de prisa. Aún era temprano, por lo que los únicos que andaban por los pasillos eran los doctores.
—Julia... —intentó detenerme Mariano.
—Es una emergencia, necesito ver al Doctor Vidal —hablé apartándole de mi camino.
—¿Te sientes mal? —me siguió. Negué—¿Entonces que te ocurre?
—Si quieres ayudarme, dime donde está Vidal —contesté irritada.
—Estará en su despacho.
Genial.
Al estar frente a la puerta, no me molesté en tocar, simplemente entré y cerré la puerta tras de mi.
—¿Te ha visto alguien así? —fue lo primero que cuestionó al verme.
—Un par de personas, pero les dije que era una emer...
—¿Como dejas que te vean así? , cuando salgas tapate, que así solo yo.
—Oh —reí sin gracia—Olvídate de mi y de esto ¡me jodiste el día! Y quien sabe si la vida.
—¿De que hablas, amor?
—¡Amor mis ovarios! Tu dijiste que no estuve ayer en la sala de arte y por tu culpa no me darán el alta —reclamé enojada.
—Oh... Pero, cielo, mira el lado positivo, aquí podemos estar juntos —se levantó de su sillón y se acercó a mí. Con una de sus manos alcanzó un mechón húmedo de mi cabello y lo colocó detrás de mi oreja. Lo Miré escéptica.
—Yo no quiero estar aquí, quiero estudiar, viajar y conocer, como te dije ayer —esta vez, hablé más calmada, pero aún con un deje de desespero en mi voz.
—Julia, por dios. Allá afuera todo cambia después de haber estado en un psiquiátrico, tus amigos dejaron de serlo, tu familia ya no te toma en cuenta y a donde vayas siempre tendrás tatuado en tu piel y en tu alma el temor de ser tu propia enemiga cuando tu mente te juega una mala pasada. ¿No lo ves? Quien es internado en un psiquiátrico, queda manchado para toda su vida. Julia, me necesitas.
—No —contesté, después de unos minutos de silencio—Toda mi vida me han tratado como una demente y me he acostumbrado —susurré desanimada, era la verdad y aunque si dolía que te traten como si fueras un peligro o un retrasado que consume hongos alucinógenos, prefería mil veces eso a quedarme aquí por lo que me reste de vida.
—Julia, ya no puedo retractarme de lo que dije, pero aún podemos aprovechar que estás semidesnuda en mi despacho —me acorraló entre su musculoso cuerpo y la fría puerta, solté la toalla que cubría mi cuerpo y lo alejé de mí. El se separó y al mirarme sus ojos brillaron con anhelo y antes de que me tocara, le esquivé.
—Si no haces que den el alta hoy mismo, yo no te volveré a hablar, ver o incluso tocar, terminaremos aquí y ahora —amenacé , el me miró incrédulo y volví a abrir la boca— Y confesaré lo nuestro con tus superiores y la policía, soy una menor y sabes que puedo hacerlo —reté.
—No serías capáz —contestó poniéndose muy serio y entrecerrando los ojos.
—Soy tan capáz —le miré a los ojos, mientras sacaba el pecho y paseaba mi mano por mi cuerpo, provocándole.
—Bien —se rindió— Pero júrame, que seguiremos juntos y nos seguiremos viendo —asentí tomándolo del cuello, con una sonrisa victoriosa— Y júrame que no verás a nadie más, si no, soy capáz de traerte de vuelta.
Claro, como si alguien más quisiera salir con una loca de remate.
Nos besamos de nuevo y me volví a sentir feliz. Por fin, hoy es el gran día.
N/a:
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L@s amo.
-Cecy.
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Serendipia I [El Secreto De Julia]
Mystery / ThrillerIván Belikov y Julia Medina han vivido en la misma calle por un buen tiempo y por eso Iván sabe que Julia está chiflada. Este año está a punto de cambiar todo lo que creen conocer el uno del otro, su vida ordinaria pasará a la historia y sólo queda...