19. Diego Consuelo

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Capítulo 1

19|Diego consuelo.

DIEGO

Todos estaban un poco preocupados por Iván, en especial Camila.
Dimitri y Cisco estaban ideando como hacer para que Iván no fuera expulsado por lo ocurrido en la mañana.

—Hannia dice que vió el automóvil del padre de Iván estacionado afuera—anunció Cisco mirando su móvil.

Cisco y Dimitri se miraron entre ellos como si supieran algo más.

—¿Que tiene su papá? —pregunté curioso, ambos me miraron y alzaron las cejas.

—Nada—respondieron a la vez. Me quedé un poco intrigado pero me ocupé continuando la investigación.

—¿No harán la investigación? —hablé de nuevo mirando a Cisco y a Dimitri muy holgados en los asientos de la biblioteca mirando revistas play-boy escondidas en un libro.

—Lo tenemos resuelto—dijeron despreocupados.

—¿Como que resuelto?

—Oh, pobre novato— dijo Cisco levantándose y acercándose a un ordenador del colegio, se metió a la página escolar puso un montón de contraseñas y finalmente estuvo en una página con un montón de documentos.

—escoge los primeros 3 trabajos con el cien por ciento de la calificación...

—¿Que rayos es eso?

—Novato, esta es la salvación de los mil deberes que te dejan aquí. Son trabajos de generaciones anteriores, todos se van a archivos viejos y nadie tiene acceso a ellos más que el director y yo. Solo los bajamos a la USB, cambiamos el nombre y lo mandamos desde el ordenador de nuestra habitación...

—Lleva años de experiencia, la revelación de esto cubre todos los regalos de cumpleaños que pases con nosotros— añadió Dimitri.

—El tercer trabajo es ¿mio?—ambos se echaron a reír.

—Aún no perteneces al grupo, novato—ambos se pararon, tomaron su USB del ordenador y antes de irse me palmearon la espalda aún divertidos.

Nunca voy a encajar aquí.

Una melena color miel se desplazó hacia mi. Camila se sentó a mi lado y me sonrió.

—Creo que no te agradecí por salvarnos esta mañana—susurró.

—No hay problema—le devolví la sonrisa.

—En serio, gracias—esta vez Camila tomó mi mano y mi hombro y se acercó, creí que me besaría así que incliné mi cabeza, cerré los ojos y paré la trompa. —¿Que haces? —preguntó extrañada e incomoda.

Dios, que vergüenza.

Oh...nada, yo... es que así decimos "de nada" en Noruega—inventé.

—¿Haciendo morritos y cerrando los ojos?

Asentí. Camila se puso de pie y salió de la biblioteca.

Serendipia I [El Secreto De Julia] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora