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Unos golpecitos en mi brazo intercalados con unos picoteos poco gentiles atormentaban mis horas de sueño, pero mi pereza era más grande que la iniciativa de abrir los ojos. Levanté mi mano dando golpes a lo que fuese que estuviera interrumpiendo mi siesta mientras dejaba salir un pequeño gruñido parecido al de un niño pequeño haciendo berrinche por no querer levantarse para ir al colegio.

— Basta, idiota — hablé.

Una ligera risa entró por mis oídos dejándome en claro que no estaba sola. Al instante mis ojos se abrieron casi dejándome ciega por la brillante luz solar que se colaba por el gran ventanal pegando directamente en mi rostro. Esa definitivamente no era la voz de mi primo. El dueño de esa melodiosa risa estaba frente a mí con una sonrisa en su rostro. Jungkook sonriendo. Definitivamente sigo dormida.

Las imágenes de la noche anterior se hicieron presentes como escenas provenientes de una película muda.

No sabía con precisión en que momento me había quedado completamente dormida, lo único que recuerdo es la dulce respiración de Jungkook sobre mi pecho cuando el dolor que sentía comenzó a cesar por completo hasta caer dormido. Miré alrededor, la habitación estaba igual de deslumbrante como la primera vez que estuve aquí, mis cosas estaban sobre el pequeño escritorio que había en una esquina y la cama era demasiado suave y esponjosa. Salí de esta un tanto apenada.

— Jungkook, yo... — aclaré mi garganta. ¿Había dicho que mi voz era horriblemente ronca cuando despertaba? — Lo siento — el castaño alzó una ceja. — De verdad, no quise dormir en tu cama.. Bueno no es que sea horrible, de hecho tu cama es muy cómoda pero... No, espera, eso no es lo que quise decir.

A este punto Jungkook estaba como histérico riendo. Me ofendí por unos segundos, pero después me uní a sus risas.

— MiSuk — me llamó con esa profunda voz que solo él tiene.

— ¿Qué sucede? — intentaba controlar las pequeñas risas que seguían escapando de mis labios.

— Gracias.

Y fue en ese preciso momento que sentí como si un balde de agua helada cayera por todo mi cuerpo dejándome torpemente feliz. Jungkook estaba agradeciéndome, paren todo.

— ¿Qué? — podría hacer un baile de la felicidad pero no, tenía que mantener la compostura.

— No me hagas repetirlo — rió.

— Lo siento, no te escuché — dije inocente.

Él suspiró divertido mientras negaba con la cabeza. Lo admito verlo así tan sincero y tan él me hacía querer provocarlo más de la cuenta.

— Gracias — repitió una vez más provocando un revoltijo de emociones dentro de mí.

— Te escuché la primera vez que lo dijiste, solo quería confirmarlo — reí una vez más causando, de nuevo, una sonrisa en él. — Vaya, no sabía que tenías tantos dientes — bromeé.

— Sólo los muestro en ocasiones especiales — contestó divertido, al parecer no se dio cuenta de lo que había dicho.

— ¿Así que esta es una ocasión especial? — pregunté aún con tono juguetón. Ahora era su turno en sonrojarse, sus bellos ojos se abrieron un poco más dándole un toque tierno a su rostro.

— No, bueno... Es solo que, ah demonios. — estaba nervioso. Apuesto a qué no tenía ni idea de lo que quería decir.

— Jungkook — lo llamé.

— ¿Sí? — giró su mirada a un lado de donde me encontraba, mirando hacia la pared. Sonreí enternecida. Tomé su mandíbula entre mis dedos dirigiendo su rostro en mi dirección.

— Cállate — reí.

Pensar en que hace unos días Jungkook y yo estábamos como perros y gatos, y que en este momento parecíamos buenos amigos me hacía volver a creer en la humanidad.

Podía ver al Jungkook que era antes de perder la vista; un chico amable, divertido y un poco despreocupado. Estaba segura de que un poco de aquel Jungkook todavía seguía dentro de él, tal vez esperando a que alguien pudiera regresarlo al presente y lo único que quería intentar era ser ese alguien que lo pudiera ayudar a ser el mismo de antes.

— Solo porque un hombre carezca del uso de sus ojos, no significa que carezca de visión.. — habló Jungkook, recitando a la perfección uno de los diálogos del libro que le había dado hace dos días.

— ¿Leíste el libro? — pregunté asombrada. Él asintió.

¿Sigo dormida?

— ¿Quién eres y qué le hiciste a Jungkook? — ambos reímos.

— No lo sé — se encogió ligeramente de hombros — Supongo que el Jungkook que conociste se cansó de ser tan idiota.

— Te propongo algo — esa pizca de entusiasmo del primer día en que lo conocí volvía a hacerse presente. — ¿Qué tal si nos dejamos de niñerías y navegamos con bandera de paz?

Jungkook no decía nada, no sabía si estaba meditando su respuesta o simplemente pensaba que era una tonta por proponer algo como esto.

— No necesito que nadie me levante — miré su rostro, era como si estuviera dividido entre ceder y no ceder.

— Lo sé, necesitas a alguien que se caiga contigo y yo seré ese alguien — contesté firme, sin titubeos. Nunca me había sentido tan segura.

— No sabes lo que dices — dijo riendo sin humor. Ah, que necio eres Jeon Jungkook.

— Entonces déjame averiguarlo — tomé su mano. — ¿Tregua?

— Tregua — contestó finalmente. Juro que podría comenzar a dar brinquitos de alegría pero no. — No viniste dos días — dijo calmado, tomándome desprevenida.

— Si, lo siento yo... —

— Jungkook-ah.. — era Jimin, quien había aparecido como por arte de magia por la puerta. — Oh, hola MiSuk.

— Hola, Jimin — contesté de igual manera.

Jimin... ¡JIMIN! Era justo lo que necesitaba en este momento.

— Jimin, este yo, bueno... — jugueteaba con mis sudorosas manos debido a los nervios que sentía. —Quería saber si tienes algo que hacer hoy por la noche.

Ambos, tanto Jimin como Jungkook abrieron sus ojos de par en par. No era normal que una chica que apenas había conocido a un chico de hace dos días lo invitara a salir como si ya se conocieran de toda una vida. Y menos si ese chico es el mejor amigo del chico más atractivo de todo Corea del sur. Ah que rayos, esto suena como un trabalenguas.

— MiSuk me tomaste desprevenido — rio. — Lo siento, si tengo planes para esta noche.

— Oh, no te preocupes Jim... — y como es de costumbre, fuí interrumpida de nuevo. Esto se estaba haciendo costumbre.

— Porque saldré contigo — dijo sonriendo ampliamente. Sentí un alivio al escuchar eso. — Pero como tú me invitaste a salir yo escogeré el lugar.

— No discutiré sobre eso — levanté mis manos en señal de rendición. Jimin y yo podríamos llegar a ser grandes amigos.

— Enano — la voz irritada de Jungkook se hizo presente. — ¿Podrías llevarme al baño? Quiero vomitar.

Molestia y lo que podía identificar como celos se estaban presentes en lo que acababa de decir.

— Oh, claro — Jimin se acercó rápidamente a su amigo tomándolo por la cintura y guiándolo al baño. — MiSuk, nos vemos en la noche — su intento fallido al giñar su ojo izquierdo me hicieron romper a ñ risas.

— Nos vemos — estaba sipuesta a salir de la habitación pero volví a hablar. — Jungkook, te veo mañana.

— Como sea — estaba enojado, podía sentirlo.

El Jungkook gruñón había regresado pero esta vez no me molestaba, ahora, era demasiado gracioso verlo actuar así.

Me divertía ver que sus barreras de ''Yo soy el todo poderoso'' estaban debilitándose poco a poco.

BLIND -Jeon Jungkook.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora