– Llegaste temprano.
Si bien la noche anterior fue una completa victoria, tenía que concentrarme y dar paso al siguiente punto de mi pequeña lista de actividades, y créanme, si Jeon puso mil y una objeciones para salir de casa, no dudo que esta vez comencemos con el pie izquierdo.
Miré al chico frente a mí, sentado sobre uno de los bancos altos que adornaban la biblioteca de la familia, jugueteando con sus dedos como si fuera la cosa más interesante y curiosa del mundo.
Girasoles, paisajes, edificios, nubes y bosquejos a lápiz sin terminar era lo que en este momento mis manos sostenían. Los trazos eran perfectos que no dejaban lugar para errores. Los pincelazos cargados de pintura llenaban cada centímetro de la hoja blanca. Evitar sonreír fue imposible. Jungkook tenía talento que derrochar. Con cada hoja que pasaba una nueva imagen aparecía mostrándome un sin fin de sueños estampados con precisión, y como si fuera una costumbre, en cada una de estas, en la esquina inferior derecha, estaba la fecha en la que cada dibujo fue realizado.
Todo parecía irreal hasta llegar a las últimas hojas del cuadernillo. Las hojas eran diferentes a las demás, arrugadas como si alguien hubiera descargado su molestia en estas. La tiza del lápiz era muy bajo a simple vista pero aún así podías notar el boceto de una mujer. Nariz perfilada, ojos grandes y bellos, cabello largo como un sauce llorón y labios perfectamente delineados. Dando vuelta ella seguía ahí, a la vista de todos pero escondida entre páginas.
– ¿Y bien? – preguntó de nuevo, esta vez un poco más impaciente que al principio. – ¿Qué haremos hoy?
– ¿Alguna vez pensaste en estudiar arte? – regresé la pregunta, no contestando a lo anterior. Cerré el cuadernillo no sin antes sentir ese amargo sabor subiendo por mi garganta ante aquella mujer misteriosa.
Jungkook soltó un suspiro aprovechando ese micro momento para reacomodarse en su lugar.
– Si – simple, contestó. – ¿A qué se debe tu pregunta?
– Porque hoy haremos exactamente eso– dije, caminando hacía él, colocándome detrás de su cuerpo. – Quiero me muestres tu talento.
Pude observar como la piel de Junkgook se erizó al decir aquello. No sé si fue por mi cercanía o porque la idea de volver a tomar un lápiz era tan descabellada como mis emociones.
– ¿A qué te refieres? – su voz se sentía estrangulada.
– Quiero que dibujes – con manos temblorosas y completamente emocionada, tome sus manos dejando sobre estas un lápiz.
Me imaginé cualquier otra respuesta de su parte. Maldecirme, correrme e incluso escucharlo rabiar formaban parte de mi lista de posibles reacciones, pero no. La sonrisa en su rostro me confirmaba que esta vez no rechistaría a lo que pedía.
Aún con el lápiz entre sus manos, aferró su agarre sobre este llevándolo a su pecho permitiendo que todos los recuerdos y memorias cuando su vista formaba parte de su día a día se hicieran presentes. Sonreía, se sentía complete después de tantos años sumido en su mundo. Una pequeña presión en mi pecho me hizo sentir aliviada dejando paso libre a unas inmensas ganas de llorar ante tal escena frente a mí.
– ¿Estás listo? – pregunté, aunque ciertamente, no quería interrumpir tal maravillosa escena.
– ¿Tengo que dibujar algo en específico?
Negué.
– Solo.. Dibuja lo que tengas en mente.
Mis palabras fueron como el banderazo de salida, pues en cuanto termine de hablar, las manso de Jungkook tentaron a lo largo de la superficie de la hoja para después comenzar a dejar trazos. Después de unos minutos, la curiosidad comenzó a ser mayor que mi paciencia.

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BLIND -Jeon Jungkook.
FanfictionElla era brillante. Él era ciego. ¿Confías en mí? Ciegamente.